Cultos para ser libres

Ser educados refiere esencialmente a las formas que las personas asumen o tienen en la sociedad, esto es en su relación con los demás, son sus comportamientos aprendidos preferentemente desde la familia y en las instituciones educativas.

Ser cultos representa una categoría distinta. Son otros los códigos y las conductas en la misma relación con la sociedad y sus integrantes. Refiere de modo esencial a la concepción que las personas sostienen frente al universo humano, la visión y los conceptos adquieren otra dimensión, son más totalizadores.

Así, en rápido resumen es posible en la realidad humana que existan personas educadas, pero no necesariamente cultas. También seres humanos cultos y no educados. Más ilustrativo, para mejor comprensión de lo que vamos diciendo, resulta citar el filósofo y escritor español Miguel de Unamuno (1864 – 1937), quien en un momento y luego de escuchar una conversación de un grupo de personas expresó» ¡Qué cultos son estos analfabetos!». Obviamente el ilustre pensador hacía referencia a los elevados o significativos temas y valores que los citados integrantes de aquel grupo trataban en sus diálogos.

Entonces, es posible no tener escolaridad y ser personas cultas. Se observa en nuestra sociedad a personas cultas, pero a la vez maleducadas … El ideal sería que en un ser humano existieran las dos positivas condiciones, así tal vez, la sociedad, el mundo serían distintos, mejores.

Fue el egregio pensador cubano y de nuestra América José Martí (1853 – 1895) quien expresó : «Ser culto es el único modo de ser libre». De él dijo la maestra Gabriela Mistral : «Es el hombre más puro de la raza». Martí nada menos que refiere la elevada acepción de cultura, su profundo significado, a la suprema condición valórica de la libertad. Téngase presente.

Se viven tiempos de ligerezas, de confrontaciones que no enaltecen la condición cultural humana. Un signo es escuchar en los medios de prensa a personajes necesitados de semántica. Más aún, la abundancia en la vida diaria de lenguaje escatológico, señala la severa escasez, los vacíos  de solvencia argumental. En la hora actual la sociedad, las comunidades, los pueblos tienen derecho a exigir luces que se traduzcan en proyectos transformadores claros que hagan realidad aquello de ‘Calidad de vida’, frase tan proclamada y nunca cumplida.