La emergencia por el coronavirus ha golpeado con fuerza a diversos frentes de la economía mundial por las medidas que se han debido adoptar para su contención, debido a que su propagación se genera en instancias donde el contacto humano resulta clave en el aumento de contagios, aspecto que ha obligado al cierre de supermercados, malls, cines y, por añadidura, pubs, restaurantes y otros centros de reunión.
En ese sentido, durante los últimos días diario El Tipógrafo dio a conocer que luego de más de 18 años en Rancagua, el emblemático local gastronómico “Tomacho Parrillero”, tras resentir una fuerte crisis económica iniciada con el estallido social, anunció su cierre definitivo, decisión que fue propiciada por la medida de gobierno de prohibir el funcionamiento de este tipo de establecimientos a mediados de marzo.
“Una de las áreas más afectadas por esta pandemia sin duda lo han sido los restaurantes, pubs, bares y todo lo que tiene relación con el área gastronómica porque congrega un buen flujo de gente, lo que se traduce en un gran foco de contaminación frente a lo que se prohibió la atención y recién ahora hay un poco más de apertura, por lo tanto hay que imaginar cómo nos sentimos en nuestra empresa”, expresó el presidente de la Cámara de Turismo de Rancagua y propietario del Café Haití, ubicado en calle Campos de la capital regional, Fernando Miranda.
Con casi 40 años en la ciudad, el dueño de este tradicional centro culinario reconoce que “jamás habíamos sufrido una crisis tan grande que afecte a nuestro sector”.
En medio de este escenario, el Café Haití se reinventa: “Hemos tenido que prácticamente estar reformulando nuestro concepto de atención y ahora hemos tenido que incorporar el delivery como una alternativa para tener un pequeño respiro, digamos, sobre todo en cuanto a mantener los costos fijos de un local que acá en el centro son carísimos, vale decir en arriendo, servicios básicos, en tener que mantener todo funcionando es un tremendo costo”, indicó.
En torno a las consecuencias que les ha traído esta pandemia, Miranda transparentó que la crisis les ha significado disminuir el personal, reducir el funcionamiento a media jornada y de mantenerse a flote de alguna manera.
“A partir del 20 de marzo tuvimos que cerrar el local, lo mantuvimos así hasta que pudimos adaptar nuestro concepto a delivery desde el 5 de abril, lo que significó estar cerrados como 15 días prácticamente. De alguna manera hemos ido teniendo respuesta del público, el que acoge nuestra calidad en lo que son nuestros almuerzos, los que vamos a dejar a domicilio pero en el sector del damero central”, detalló.
Dentro de este escenario, el propietario del Café Haití reveló que durante las mañanas “nuestros chicos de la sección de cafeterías salen a las filas de los bancos a vender y ofrecer nuestros distintos cafés”, lo cual se realiza solo en este horario ya que a la hora de almuerzo se concentran en atender los despachos solicitados.
“Al principio costó mucho meter almuerzos porque al estar cerrados la gente traía sus propias colaciones a sus trabajos y, de a poco, se fueron enterando de este servicio, pero al comienzo fue muy incipiente la venta, no era relevante en absoluto, así que tuvimos que asumir pérdidas. Lo peor de esto es que los arriendos, los gastos siguen corriendo”, manifestó Fernando Miranda.
En relación a los temas financieros, desde el Café Haití de Rancagua están a la espera de la activación de las propuestas de gobierno enfocadas en proteger a las pymes, puntualizando que ante las falta de alternativas se les vuelve necesario mantener el actual formato porque, de lo contrario, “la otra opción es cerrar definitivamente”.
“Esto va a traer como consecuencia el cierre de muchos restaurantes, hemos sido testigos de lo que pasó con el Tomacho Parrillero, otros locales de aquí cerca que van a empezar a desaparecer y muchos otros restaurantes que son incapaces de mantenerse en esta crisis tan grande, así que espero que el Café Haití no desaparezca porque ya es un patrimonio de la ciudad y ojalá que esto pase pronto”, recalcó al término su propietario.