La escasez de agua pone a Chile en una situación vulnerable en materia energética, dado que el modelo de desarrollo supone una gran demanda del vital elemento. La matriz energética del país depende fuertemente de la hidroelectricidad.
El 12 de junio de 1999 se publicó en el Diario Oficial un decreto de racionamiento eléctrico, que rigió hasta el 31 de agosto. Esto obedeció a una serie de cortes del suministro y la falla de Central Nehuenco, de Colbún, que en noviembre de 1998 dejó de funcionar hasta mayo del año siguiente. Por ese entonces el país vivía una de las peores sequías de las que se tenía registro.
Ante el escenario actual, con una escasez hídrica sin precedentes, es justificable temer por nuevos racionamientos, con cortes de luz producto de la falta de agua para las operaciones hidroeléctricas.
Pero en el gobierno dicen estar a cargo del problema y descartan que esta situación vuelva a ocurrir. “Por mandato del presidente hace algunos meses hemos estado trabajando junto con otros ministerios, de Agricultura, Obras Públicas, Subdere, en poder tomar medidas para paliar esto. En el sector energético no vemos que existan riesgos de escasez energética ni cortes de suministro pero vamos a estar muy de cerca revisando este tema”, asegura el subsecretario de Energía, Francisco Javier López.
La escasez de agua parece que será un problema permanente producto del cambio climático y los diez años de sequía que sufre el país. Por ello aparece como una opción obligada impulsar otras formas de producir la energía necesaria para el consumo de la población y de la actividad productiva. En este orden el subsecretario destaca los progresos que muestra Chile en esta materia. “Hay que destacar que principalmente en el norte de nuestro país la matriz ha avanzado en una matriz fotovoltaica, energía solar y eólica. Por tanto, tenemos más energía que proviene de distintas fuentes. Anteriormente nuestro país era mucho más dependiente en materia energética y hoy en día gracias al desarrollo, a la baja de los costos, también hemos podido ir desarrollando de mejor manera estas tecnologías”, afirma Francisco Javier López.
El Estado de Chile se ha impuesto como meta que al año 2050 el 70% de la energía que se consumen en el país provenga de fuentes limpias y renovables, además de las grandes hidroeléctricas. En el año 2018 Chile alcanzó un 46% de generación renovable para la producción de electricidad.