YouTube, Snapchat, Instagram, Facebook o Whatsapp son algunas de las redes sociales a las que tienen acceso los menores de edad. Los niños de hoy son “expertos” en el uso de tecnología. Sin embargo, a esta adaptación natural a lo tecnológico hay que saber ponerle límites.
Como ejemplo, las edades mínimas para registrarse en ellas son: 14 años en Facebook y 13 en Instagram. Sin embargo, lo más complejo es el uso de Whatsapp, ya que no tiene edad mínima y depende solo de que los padres decidan que su hijo tenga celular con acceso a Internet e instale la aplicación, pero para la especialista, tampoco se sugiere su uso antes de los 12 años.
La psicóloga infanto-juvenil Fernanda Orrego, académica de la Universidad San Sebastián, menciona que “aproximadamente desde los siete años en adelante los vínculos de amistad comienzan a tomar una fuerza y una especificidad. Y es durante la pubertad y adolescencia que la amistad se profundiza y las relaciones sociales se vuelven un eje central de la vida”.
Asimismo, Fernanda Orrego plantea lo complejo que es y el dilema que provoca en los padres el regular el uso de redes sociales, “ya que algunos caen en el sobrecontrol y desean leer todo lo que sus hijos escriben, pero eso atenta contra la sensación de confianza de la relación y la posibilidad de que los púberes y adolescentes sientan que tienen privacidad y espacios propios en su vida”.
Recomendaciones para el buen uso de redes sociales:
– No entregar información clave para identificar donde viven o teléfono de contacto.
– Ser conscientes que el mundo virtual no es un juego y pueden ser heridos si no se cuidan.
– Reconocer que la vida contempla el mundo virtual de las redes sociales, pero que lo más importante es quien soy en la vida real.
– Nunca olvidar dedicar tiempo a los amigos fuera de lo virtual.
– Siempre pedir ayuda si siente que está viviendo algo doloroso, incómodo o simplemente tiene dudas de si lo que está sucediendo está bien.