Existen algunas diferencias importantes entre gatos y perros, tanto físicas como de comportamiento.
El canino mantiene un desarrollo social de manada, y esto se explica por su diseño físico. Ellos están preparados para correr por su presa, por lo que pueden recorrer grandes distancias.
Por el contrario, los gatos están diseñados para acechar a sus presas. Sus instintos les llevan a acercarse sigilosamente y luego atacar. Según especialistas ellos se caracterizan por ser más velocistas que corredores de largas distancias.
La dieta también marca una diferencia importante entre ambos animales. Los gatos son estrictamente carnívoros. En un ambiente natural deben comer carne para sobrevivir. En la misma línea, necesitan comer con más frecuencia que los perros.
Mientras que los perros son omnívoros, lo que se traduce en que pueden existir alimentándose tanto de fuentes animales como vegetales. En una situación de supervivencia, los perros pueden mantenerse totalmente a base de alimentos de origen vegetal.
También existen otras diferencias relacionadas a los tiempos. Los caninos pueden mantenerse por períodos prolongados sin ingerir alimentos, ya que son capaces de utilizar su propia grasa para proveerse de energía de manera más eficiente que los felinos.
Se pueden observar aspectos disímiles físicos notables entre ambos, por ejemplo, los perros tienen 42 dientes mientras que los gatos 30.
Cabe destacar que los gatos poseen garras retráctiles que les permiten mantenerlas afiladas en todo momento, mientras que los perros están día a día desgastándolas.
En las actividades físicas relacionadas con saltar y escalar, el gato se destaca por sus habilidades que le permiten cazar o escabullirse de depredadores solo con trepar por árboles o muros. Sin embargo, el perro se mantiene con los pies pegados a la tierra.
En relación a los hábitos higiénicos, el gato solo necesita una caja de arena para orinar, el instinto le creará la costumbre, no obstante el perro necesita un poco más de entrenamiento para aprender a usar un orinal.
En caso de enfermedad, es fundamental saber que los felinos metabolizan de manera diferente los medicamentos. Es decir, que si un medicamento funciona en humanos o perros no necesariamente tendrá el mismo efecto en un gato, e incluso pueden llegar a presentar síntomas derivados de intoxicación.
Finalmente, subrayar que los gatos tienen más memoria que los perros. Ellos pueden recordar las cosas durante un máximo de 16 horas, en comparación con 5 minutos en un perro.