En estos días no he podido evitar reflexionar lo que significa atreverse a emprender en forma legal y convertirse en un comerciante establecido, es decir con domicilio conocido.
Para ello desde luego hay que tener mucho coraje y estar dispuesto a correr el riesgo de cuáles serán los resultados, porque nunca se sabe si le irá bien en la aventura.
Desde luego, este hombre o mujer que entra en la categoría de Mipyme, debe iniciar actividades ante el SII; obtener patente municipal, que no es gratis; esperar informe del Servicio de Salud; contratar colaboradores y hacerle empeño a conquistar al Rey del Mercado, vale decir al consumidor.
Durante años junto al Sernac, se ha trabajado con gran unidad, incluso ofreciendo las propias sedes de las Cámaras de Comercio y Turismo para que se informe al Rey del Mercado. Todas las estadísticas indican que en nuestro país el consumidor, de parte del comercio detallista establecido ha tenido buena atención y muy pocos problemas, los que se han solucionado directamente en la mayoría de los casos.
En Chile impera la libre competencia sin precios fijados, lo que ha demostrado ser el mejor camino, mucha oferta para regodearse, ejemplo frente a otros países, que todos ustedes conocen con desabastecimiento y alzas de precios permanentes, lo que les ha provocado gran inflación, ni comparable a nosotros donde el IPC es bajísimo, gracias a esta competencia y el esfuerzo del comercio establecido.
Sin embargo, y en forma sorpresiva y con la excusa, «que estaba en el programa de gobierno» se ha presentado un proyecto que modifica la actual ley del Sernac, que ha cumplido hasta ahora una excelente función de ayuda a los consumidores, y al que se pretende convertir en fiscalizador y sancionador. Podría ser el proyecto de ley para la odiosidad.
Por supuesto se presenta señalando que es necesario proteger más aún a los consumidores, donde también nos sumamos porque todos los habitantes somos consumidores; políticamente hablando el proyecto de ley es de muy buena imagen, aunque a la larga se puedan generar grandes dificultades y la confrontación entre proveedores y compradores.
En mi calidad de dirigente de la Conapyme y Confedechtur, es mi deber y obligación alertar que estamos caminando en una dirección ya conocida por nosotros en el pasado en que era insoportable atender a tantos y tantos funcionarios de las diversas entidades estatales. Iniciativas como estas sólo ayudan a que los formales se transformen en informales. Este tema fue tratado en la OIT Ginebra en la comisión llamada «¿Cómo transitar de la informalidad a la formalidad?”
Bueno, en Chile se está procurando con estas leyes caminar en sentido contrario.¿ Para qué queremos leyes para crear un emprendedor en un día? Sugiero pensarlo muchas veces si intenta convertirse en pequeño empresario establecido con las señales que estamos recibiendo.
Rafael Cumsille
Presidente Confedechtur y Conapyme