Con las últimas entradas disponibles a la venta y el show y la energía de ayer para echarse a rodar, este viernes comenzó por tercera vez Mysteryland en Picarquín.
El festival en esta ocasión ha preparado una experiencia visual fuera de todo lo presenciado anteriormente: Dos escenarios viajan a Chile directamente desde Holanda, los llamados Búho y Medusa, que estarán en los escenarios principales, cada uno equipado con más de 200 luces.
El Búho es de madera, de 36 metros de ancho por 24 de largo (comparable con un edificio de ocho pisos), construido palo por palo en Holanda, cuyos ojos están hechos de pantallas LED.
Medusa, por su parte, mide 35 metros de ancho por 22 de alto (casi un edificio de 7 pisos). Su cara es inflable y el resto de madera.
Mención especial merece el show láser, desarrollado con 10 láser traídos de Holanda, para 12 escenarios, más de 200 focos robotizados y el sonido necesario para hacer tres Estadios Nacionales. Todo el festival está compuesto por más de 800 luces de distintos tipos. Las luces, los láser y la pirotecnia, más la música, es la que da a Mysteryland esa mezcla única de sensaciones.
Es en total un año de preparación lo que toma producir semejante desafío, y un mes para montar todo en terreno. Son 15.000 carpas, cerca de 500 baños y duchas, 200.000 hectolitros de agua los que se consumen por parte de las casi 25 mil personas que se esperan para estos días.
Los stands incluyen merchandising, casilleros, informaciones, activaciones, comida, emergencias, minimarket, objetos perdidos, Cruz Roja, talleres, arte, deporte y recreación. Para este año, la gran novedad es potenciar el entrenamiento fuera de las horas de festival. Con ese objetivo se realizarán actividades desde la mañana hasta las 3 de la tarde, con escenarios sorpresa, bandas en vivo, zonas deportivas y un equipo recreacional muy activo.