El lamentable incendio de la Iglesia de San Francisco, construcción icònica cuya construcción data de alrededor de 1850 y que dio a Valparaíso el apodo de “San Pancho”, causó la sentida y pronta reacción de los porteños y ¡de sus autoridades!, mismas que ya iniciaron gestiones para iniciar su reconstrucción.
La Iglesia de la Merced por su parte, cuyos orígenes se remontan al 1750 y que se entrelazan con la fundación de Rancagua (“Villa Santa Cruz de Triana”), misma que en 1814 sirviera de cuartel general, hospital y atalaya a O”Higgins y sus tropas durante la Batalla de Rancagua, a 42 meses de resultar seriamente afectada por el terremoto del 27/F de 2010 y a 14 de se conmemore el Bicentenario de èsta, permanece “sostenida” por un adefesio estructural, sin que exista fecha (y al parecer tampoco fondos asignados) para su restauración, ¡ante la desidia de los rancagüinos y sus autoridades!
“Rancagua Ciudad de Héroes” es uno de los tantos “creativos” lemas – slogan con que cada cierto tiempo el Alcalde de turno reemplaza el Escudo de Armas y Lema original de nuestra ciudad. Un Escudo de Armas y Lema («Rancagua renace de sus cenizas porque su patriotismo la inmortalizó”) que datan de 1818, símbolos con que el Director Supremo Bernardo O”Higgins nos distinguió, junto con conferirnos el título de “ciudad muy noble y nacional”, en reconocimiento al compromiso mostrado con la causa independentista por nuestros antepasados durante la Heroica Gesta que 4 años antes lo había tenido a el mismo como principal protagonista.
Rancagua es una ciudad con Historia, y la Iglesia de La Merced es parte fundamental de ella; una Historia de la cual debiésemos estar orgullosos y ser sus principales custodios. Usar hoy como lema – slogan “Rancagua Ciudad de Héroes”, con rancagüinos que ni siquiera son capaces de defender el símbolo que le da tal “título”, es un contrasentido.
Rancagua no tiene identidad, y ello queda demostrado al ver como la posible demolición del Castillo Butròn provoca “movimientos ciudadanos” se levanten en contra de tal atentado en contra de nuestro patrimonio, mientras algunos de los mismos que participan de tan loable causa argumentan de manera sesgada, sectaria y hasta torpe en contra de la restauración de la Iglesia de La Merced ¡por ser un Templo Catòlico!, desconociendo su valor está en ser la única construcción fundacional, ¡y la relevancia de los acontecimientos que en ella se desarrollaron para la Historia Patria!
La identidad ciudadana se da en asumir como propias las gestas locales, sobre todo si éstas tienen, como la Batalla de Rancagua, una connotaciòn que las sitùan en la Historia Patria y que incluso trasciende las fronteras nacionales.
¿Alguien imagina los comunistas en China o en Rusia, usando esa misma argumentación hubiesen dejado de mantener en perfecto estado y a un enorme costo la Ciudad Prohibida y la Gran Muralla, o la Plaza Roja y el Kremlin, por ser “símbolos” del imperialismo?
Roberto Olivares Pizarro