
En la Batalla de Rancagua, Bernardo O´Higgins plasmó la frase “o vivir con honor o morir con gloria”.
Según historiadores, el nombre Rancagua nace de una castellanización de Rangkülwe, que en mapudungun significa «cañaveral».
La ciudad que hoy celebra los 269 años desde su fundación, se encuentra ubicada en el valle de Cachapoal. Antes de la Conquista de los españoles era habitada por los picunches, pueblo que se instaló en la zona, en las cercanía del cerro La Compañía.
Poco a poco, los picunches comenzaron a relacionarse con las expediciones provenientes del Imperio Inca. Cuenta la historia que un puente colgante de cuerda y mimbre sobre el río Cachapoal facilitó la llegada de los incas a tierras que se ubicaban al sur de su Imperio.
Posteriormente, Rancagua fue conservada por los ascendientes del cacique Guaglén, el último de los picunches, que ejerció su dominio hasta que cedió sus territorios, para la fundación del 5 de octubre de 1743 con el nombre de Villa Santa Cruz de Triana, por parte del entonces gobernador del Reino de Chile, José Antonio Manso de Velasco.
Posteriormente a su fundación, fue nombrado superintendente de Rancagua Martín Gregorio de Jáuregui, quien estuvo a cargo de la distribución de tierras y aguas a los indios y vecinos de la nueva villa. Estas tierras formaban parte de la estancia llamada Rancagua, cedida por su dueño Gabriel Soto para su distribución y fundación.
Un siglo después, la ciudad fue testigo de la batalla que marcó el fin de los primeros proyectos republicanos hacia la Independencia de Chile. El hecho ocurrió los días 1 y 2 de octubre de 1814, y la historia lo recuerda como el Desastre de Rancagua.