Ya se acerca la Navidad

Es extraño que, a pesar de las altas temperaturas de diciembre, nuestras casas estén decoradas con muñecos de nieve y copos blancos. Es curioso que, no existiendo en Chile renos, los centros comerciales estén llenos de ellos. Es increíble que, estando aún en primavera, optemos por poner pinos plásticos en nuestras casas. Es asombroso que, una celebración que tiene su origen en un parto ocurrido en un lugar muy precario (una pesebrera, lo que hoy sería una mediaagua o un ruco), sea conmemorada con opulencia y estruendo.  Lo más extraordinario de todo, es que nos hemos acostumbrado a lo ridículamente absurdo de toda esta situación.

Tristemente, la Navidad se ha convertido en el ícono de la banalización de lo sagrado. Los íntimos encuentros familiares se han mercantilizado, ya que están mediados por la cuantía de los regalos. Así, durante diciembre vemos los centros comerciales atestados de seres errantes que deambulan arrastrando el lastre de tener que cumplir los extravagantes antojos de caprichosos niños-tiranos, que, de no ver satisfechos sus deseos, arman escandalosos berrinches.

El retail, asesorado por inteligentes ingenieros formados en colegios y universidades cristianas, se esmera en desarrollar hábiles campañas para exacerbar el consumo y las ventas. Para ellos, en diciembre lo importante es llegar a las metas, aunque eso implique para las familias de clase media tener que reventar sus tarjetas bancarias. Ese mismo retail, que promueve el despilfarro y la opulencia, apacigua sus culpas armando inescrupulosamente pesebres en las entradas de las tiendas. ¿No parece obscena esta incongruencia y desfachatez?

La buena noticia es que no estamos condenados a perpetuar esta forma de vivir la Navidad. Más allá de nuestras creencias, está siempre abierta la inscripción para los militantes de la austeridad, cuya bandera es la alegría. Si bien la sobriedad no se volverá viral, su alcance es mucho mayor que el exhibicionismo del derroche.

Pocas son las fechas que nos permitimos decorar nuestras casas ¿Por qué no hacerlo con las hermosas flores que se nos regalan durante esta época? También son pocas las oportunidades en que intercambiamos regalos ¿Por qué no ponerse de acuerdo como hogar para intercambiar regalos significativos y de un monto apropiado? Navidad puede ser la oportunidad perfecta para regalar nuestro corazón a los demás: una llamada a aquel que sufre en soledad es infinitamente más rica que una gift card; una cena sin pantallas y con sonrisas, recordando los buenos momentos del año, sin duda dará más alegría al alma que cualquier paquete.