O’Higgins entra a 2026 con crecimiento al alza, inflación controlada y un precio del cobre históricamente favorable, pero con más de 200 mil mujeres fuera del mercado laboral y un comercio que lidera el empleo con altos niveles de informalidad.
Así lo plantean académicos como el rector del IP-CFT Santo Tomás Rancagua, Manuel Olmos, y el Coordinador del Observatorio Laboral de la UOH, Mauricio Muñoz, donde ambos coinciden en que el escenario combina mayor certidumbre macroeconómica con algunas tensiones persistentes en el mercado laboral.
Olmos afirma que la elección del nuevo gobierno despejó un factor clave para la inversión: la estabilidad institucional. “Hoy día eso ya está zanjado”, señala, lo que permite “generar una estrategia de inversión a mediano y largo plazo con mayores certezas”. Según el rector, el país cerrará 2025 con un crecimiento “entre un dos y un tres por ciento”, y en 2026 podría “superar la etapa del tres al tres coma cinco por ciento”.
A esto se suma la estabilización de los precios: “La inflación ha cedido”, sostiene, y proyecta que el próximo año se cumplirá “la meta del Banco Central, que es un tres por ciento”, reafirmando que “el consumo interno va a seguir siendo un motor de la economía”.
El académico destaca además los beneficios para los bolsillos por la apreciación de la moneda nacional sobre la divisa estadounidense. “La disminución del precio del dólar reducirá costos de productos importados, incluidos combustibles”. Sin embargo, advierte sobre la situación del cobre: “La producción ha disminuido”, debido a la baja ley del mineral y proyectos que “no han prosperado”. Aun así, el precio sobre los cinco dólares es positivo: “Por cada centavo que aumenta este promedio, entran entre treinta y sesenta millones de dólares extra al fisco”.
En el mercado laboral, Olmos subraya que la desocupación regional “alrededor del 8,4 por ciento” afecta especialmente a mujeres, y también alerta sobre la presión en los costos laborales: “Se hace más atractiva la inversión en maquinaria”, afirma, lo que obliga a fortalecer la capacitación, pensando en la reconversión laboral.
En cuanto a la informalidad, agrega el economista, ésta crece como respuesta a la falta de ofertas de empleo formal para el género femenino: “Muchas mujeres hoy día están optando por el emprendimiento”.
El Coordinador del Observatorio Laboral de la Universidad de O’Higgins, Mauricio Muñoz converge en que la región vive un cambio profundo. “El agro dejó de ser el sector que mayor empleo genera”, explica, mientras el comercio se consolidó como principal empleador, aunque con “altos niveles de informalidad” y remuneraciones que “bordean los $610 mil mensuales”.
En contraste, el analista señala que el sector silvoagropecuario mantiene un desempeño histórico: “Las actividades han consolidado su producción”, con un crecimiento de las exportaciones de cerezas de “2.368% desde 2007”.
Muñoz advierte que el agro transita hacia un modelo “basado en el capital tecnológico y la especialización”, lo que reconfigurará el empleo. En cuanto al sector de la industria, destaca su rol estabilizador: “Continuará operando como un sector dinamizador”, además de ofrecer “una oportunidad de empleo formal para las mujeres”.
Pero insiste, los desafíos persisten, con más de 200 mil mujeres fuera del mercado laboral, muchas por “responsabilidades familiares permanentes”, relevando además el subsector de los jóvenes, que presentan ingresos promedio de “apenas $445 mil” y una ocupación del “37%”.
De esta forma, ambos expertos coinciden en que la Región de O’Higgins enfrenta un escenario mixto de cara al 2026: crecimiento económico al alza, pero con brechas laborales que requieren políticas activas para evitar que se profundicen.






