Finalmente salió humo blanco y la elección presidencial dio por ganador al candidato de nuestro sector de la derecha chilena, José Antonio Kast, el cual logró un contundente triunfo, con más de siete millones de votos, transformándose en el presidente con mayor votación en la historia de Chile.
Claramente este respaldo ciudadano hace que su gobierno sea tomado con la máxima responsabilidad, enfrentando desafíos urgentes que necesitan de una claridad y pragmatismo que desafían una gestión de excelencia.
Las urgencias son múltiples, más aún con un panorama económico complejo producto de políticas públicas mal enfocadas y una gestión paupérrima que nos afectó en los últimos cuatro años.
El próximo gobierno de José Antonio Kast será sin duda un gobierno de emergencia, pero también de unidad en nuestro sector. Es por esto que se necesitan liderazgos firmes, en todos los partidos políticos de derecha, que permitan una cohesión efectiva que logre consensos plenos y proyectos de ley que sean buenos para Chile. Ese será uno de los grandes desafíos de nuestro sector, aprender a cohesionarnos y trabajar en unidad.
En paralelo, será necesario tener una coalición firme y amplia que dé gobernabilidad tanto en el parlamento como en el propio gobierno. Claramente, las ideas de los diferentes partidos de la actual oposición, deben lograr la armonía necesaria para empujar leyes que posicionen las demandas de la ciudadanía, con expectativas altas y múltiples desafíos. Sin duda, Chile está primero.
Este holgado triunfo también demuestra el descontento de millones de chilenos frente a un modelo ideológico de extrema izquierda que estancó a Chile en áreas relevantes para el desarrollo del país, hoy las personas están más pobres, con menos acceso a la vivienda, a una pésima educación, salud y bienestar social.
A partir del 11 de marzo 2026, vendrán desafíos complejos, con una oposición que esperamos esté a la altura de un país democrático, que sea lo suficientemente constructiva, que permita gobernar, que dialogue y razone.
Las cosas no cambian de un día para otro, los cambios requieren del esfuerzo de todos, del trabajo, de decisiones que lleven una impronta de convicción y firmeza.
Chile debe sentirse orgulloso, por su unidad, por respetar las diferencias, por la diversidad de su gente, por la libertad que nos permite tener puntos de encuentro que pongan las urgencias y necesidades de nuestros ciudadanos primero. Pensemos en un Chile que mire hacia el futuro, que nos integre a todos y para todos.
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