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Hospital Regional de Rancagua sigue sin presupuesto ni especialistas


Dirigentes de FENATS indican que siguen con falta de insumos y medicamentos. Denuncian que la reducción de listas de espera es una "trampa" del gobierno: “la falta de horas para rehabilitación anula el beneficio de las cirugías externalizadas y compromete la atención de pacientes que esperan hasta año y medio por un médico".

MARTES, 2 DE DICIEMBRE DE 2025
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Publicado por

Luis Villanova



La profunda crisis que afecta al Hospital Dr. Franco Ravera Zunino persiste a pesar de las movilizaciones gremiales y los acuerdos alcanzados de diálogo con el Ministerio de Salud (MINSAL). Tras una extenuante huelga de hambre en octubre, los dirigentes sindicales lograron establecer una mesa de trabajo con el nivel central.

Sin embargo, la actualización reciente de los trabajadores de la salud revela que los problemas estructurales—la falta de presupuesto, insumos, medicamentos y especialistas—no solo continúan, sino que la estrategia gubernamental para reducir las listas de espera quirúrgicas está creando un peligroso cuello de botella en la atención post-operatoria.

Origen de la crisis y acusaciones de gestión

La crisis se hizo visible con la movilización indefinida iniciada el 16 de noviembre por las asociaciones gremiales ASIAP HRR, Fenats Nacional HFRZ y Fenats Base Rancagua. Esta medida fue precedida por la huelga de hambre que mantuvieron cuatro dirigentes de la salud desde el 13 de octubre, denunciando una «profunda crisis en la gestión sanitaria».

El vocero del movimiento, Francisco Enrique Carrasco, secretario de Fenats Base Rancagua, destacó que la situación había impactado directamente en la atención, reportando una «falta considerable de médicos especialistas» y una «falta considerable de medicamentos». Los usuarios acudían al hospital y no podían retirar sus fármacos. Además, se reportaron carencias de insumos básicos, como sondas en el servicio de medicina.

Las denuncias también se centraron en la gestión administrativa, mencionando presuntas «irregularidades detectadas por Contraloría», la presencia de «operadores políticos y millonarios contratos». Los dirigentes apuntaron directamente al director del Servicio de Salud O’Higgins (SSO), Jaime Gutiérrez, sugiriendo que la principal responsabilidad de la crisis recaía en la máxima autoridad regional, dado que el problema persiste. Entre las solicitudes que plantearon en su momento los dirigentes fue la salida de dicha autoridad que “hoy estaría de vacaciones”, aunque fuentes de Santiago indican que estaría “suspendido” en realidad.

Negociación: La frase recurrente es “no hay presupuesto”

La huelga de hambre fue depuesta el 21 de noviembre tras una «extensa negociación en dependencias del Ministerio de Salud», donde se acordó iniciar una mesa de trabajo ministerial el 27 de octubre.

Cynthia Báez Muñoz, presidenta de FENATS Nacional del Hospital, confirmó que los tres gremios llevan dos meses trabajando en la mesa con la Subsecretaría de Redes Asistenciales y Relaciones Laborales del Ministerio. Aunque se han subsanado de a poco temas administrativos, como la revisión de los «grados dados en forma unilateral y desmedida», la situación asistencial de fondo no mejora.

Báez lamentó que «al día de hoy parece que a nadie le interesa lo que está pasando en este hospital». Extraoficialmente, algunos directivos del HRR han reconocido las falencias de insumos y medicamentos debido a que «no hay presupuesto en este hospital». La dirigenta indicó que, en las mesas de trabajo, la respuesta general es que «no hay presupuesto».

La falta de especialistas es crítica, afectando áreas como otorrinos y dermatología. Hay «muchos médicos que se están yendo de este hospital», y la población flotante atendida se encuentra con listas de espera de «un año, año y medio esperando horas con cardiólogos y traumatólogos».

La «trampa» de las listas de espera

El foco actual de la gestión ministerial es la reducción de la lista de espera quirúrgica. No obstante, Báez advierte que esta estrategia es una «trampa del gobierno».

Para reducir las listas, las operaciones (como las de cadera o rodilla) se realizan «afuera, con un segundo prestador» (clínicas externas). El problema surge en la fase siguiente: el seguimiento y la recuperación. Los pacientes deben regresar al hospital para ser vistos por el traumatólogo, medicina física y kinesiología.

Aquí se forma el «cuello de botella», ya que no hay horas ni especialistas para la rehabilitación inmediata. La dirigenta es categórica en la consecuencia: si un paciente es operado y no hay rehabilitación posterior, «da lo mismo que lo hayan operado». La crisis presupuestaria y la fuga de especialistas están comprometiendo la continuidad de los tratamientos, haciendo que el esfuerzo por reducir las listas de espera resulte ineficaz para la recuperación total de los pacientes.


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