La Región de O’Higgins entregó una de las señales políticas más nítidas de la segunda vuelta presidencial: José Antonio Kast se impuso con holgura en sus tres provincias —Cachapoal, Colchagua y Cardenal Caro— consolidando un respaldo transversal que supera el 60% en toda la región.
El resultado en urnas no solo refleja la preferencia electoral, también se conecta con el perfil económico y laboral de la región, una zona productiva clave del país, con una economía fuertemente anclada en la agroindustria, la minería y su aporte al PIB nacional, y actividades asociadas a los recursos naturales.
La industria manufacturera regional muestra un crecimiento moderado, impulsado casi exclusivamente por la elaboración de alimentos, mientras otros rubros industriales retroceden. En paralelo, el mercado laboral enfrenta tensiones persistentes, donde la tasa de desocupación alcanza el 8,9% y casi un 30% de los ocupados trabaja en la informalidad, con mayores brechas en mujeres.
Este escenario configura un electorado sensible a temas como empleo, estabilidad económica y orden productivo. En ese contexto, el respaldo mayoritario a Kast en O’Higgins aparece asociado a una demanda de certidumbre, crecimiento y control, en una región donde la economía sigue produciendo, pero no logra traducir ese dinamismo en empleo formal suficiente.
De esta manera, O’Higgins combina alta capacidad productiva con empleo frágil y alta informalidad, una tensión estructural que incide en demandas sociales y comportamientos políticos decisivos.
Comentarios
Noticias recientes
Más Leídas