Durante años, siempre he escuchado el mismo relato en distintas comunas de nuestra región: mujeres que quieren trabajar, estudiar o emprender, pero no tienen con quién dejar a sus hijos e hijas. Mujeres que han debido elegir entre la crianza y su desarrollo personal, entre el cuidado versus la necesidad de generar ingresos. Mujeres que han debido postergar sus sueños porque el sistema no les ofrecía una alternativa justa.
En O’Higgins, muchas de ellas trabajan en el campo, en pequeñas empresas o en labores por temporada – tantas veces excluidas- ahora, ellas también podrán acceder a este derecho y es que, la mayoría no podía optar a sala cuna porque la ley anterior solo beneficiaba a quienes trabajaban en empresas grandes. Hoy, Sala Cuna para Chile ofrece un cambio, porque escuchamos y entendemos que para combatir la desigualdad debemos partir de la base, y que cuando un niño o niña, ingresa a la educación inicial, no solo generamos que una mujer se incorpore a la vida laboral, sino que además, aportamos a que tenga educación desde sus primeros años, porque para combatir la desigualdad debemos partir del comienzo, lo que en un territorio como el nuestro, puede cambiar la vida de muchas mujeres.
Que se apruebe la Ley Sala Cuna para Chile no es solo una tremenda noticia nacional, es un cambio profundo, que se sentirá, en las regiones. Porque en O’Higgins, donde la vida cotidiana se teje entre la agricultura, el comercio local y los cuidados familiares, sabemos que, sin corresponsabilidad, no hay igualdad posible.
Desde las regiones hemos empujado con fuerza esta conversación, y sabemos que las brechas de género se viven distinto en Rancagua que en Marchigüe, o Pichidegua o Paredones. La ruralidad y la dispersión territorial han hecho que los cuidados recaigan casi exclusivamente en las mujeres, muchas veces sin redes ni apoyo institucional. Hoy, con esta ley, comenzamos a equilibrar esa carga.
Por eso es tan importante que este proyecto avance cuanto antes. Cada mes que pasa sin su plena implementación significa más mujeres fuera del trabajo formal, más desigualdad y más sobrecarga para quienes sostienen los cuidados en silencio.
Desde O’Higgins, celebramos este paso histórico con mirada territorial, con sentido de urgencia y con convicción de que cuando el Estado cuida, las mujeres avanzan. Y cuando las mujeres avanzan, Chile entero crece con ellas.






