Un reciente estudio publicado en Nature Human Behaviour concluyó que disminuir la jornada laboral a cuatro días no solo beneficia la salud de los trabajadores, sino que también mejora la productividad de las empresas.
La investigación, desarrollada en seis países -Australia, Canadá, Irlanda, Nueva Zelanda, Reino Unido y Estados Unidos-, analizó a 2.896 empleados pertenecientes a 141 empresas. Estos fueron divididos en tres grupos: uno con reducción de ocho horas (equivalente a una semana laboral de cuatro días), otro con una disminución de entre cinco y siete horas, y un tercero con recortes de entre una y cuatro horas.
Durante el estudio se evaluaron distintos indicadores como agotamiento, satisfacción laboral, salud mental y salud física. Los resultados revelaron que quienes trabajaron cuatro días presentaron un mayor bienestar general, menor cansancio y una mejora significativa en la satisfacción con su trabajo, en comparación con quienes mantuvieron sus jornadas habituales.
Además, las empresas también se vieron beneficiadas: el estudio evidenció aumentos en la productividad y mejoras en indicadores económicos, reforzando así el argumento a favor de una semana laboral más corta.