En las últimas décadas, la demanda por tierras raras ha crecido exponencialmente debido a su uso en múltiples aplicaciones tecnológicas: desde autos eléctricos y turbinas eólicas, hasta pantallas, láseres, imanes y equipos médicos.
Pero, ¿qué son las tierras raras?
Se trata de un grupo de 17 elementos químicos, mayoritariamente lantánidos, que no se encuentran libres en la naturaleza, sino mezclados con otros minerales, lo que hace su explotación técnicamente compleja y ambientalmente sensible.
¿Por qué se llaman tierras raras si no lo son tanto?
Los elementos conocidos como tierras raras incluyen el lantano, cerio, neodimio, disprosio, entre otros, además del itrio y el escandio. Aunque están relativamente distribuidos en la corteza terrestre, no es común hallarlos en concentraciones económicamente rentables, y su separación requiere procesos metalúrgicos complejos y costosos. A menudo se extraen en minas a cielo abierto, lo que implica remover grandes cantidades de suelo y vegetación, además del uso intensivo de agua y químicos peligrosos como ácido sulfúrico y soda cáustica.
El dominio chino y la necesidad de diversificar la oferta
Actualmente, China concentra el 30% de las reservas mundiales de tierras raras y ha desarrollado durante décadas una industria robusta que lidera tanto la producción como el procesamiento de estos elementos. Sin embargo, los impactos socioambientales asociados han encendido las alertas a nivel internacional, y muchos países buscan alternativas más responsables y sustentables.
¿Qué rol podría jugar Chile?
En Chile, la empresa Aclara ha identificado un yacimiento de tierras raras en Penco, Región del Biobío, con características particulares: se trata de arcillas iónicas que permiten una extracción sin explosivos, sin chancado y sin generación de residuos líquidos. Su método, denominado Circular Mineral Harvesting (Cosecha Circular de Minerales), incluye la recirculación del 95% del agua y del 99% del fertilizante utilizado como principal insumo.
Además, se trabaja junto a universidades como la de Toronto y la de Concepción, y se comprometen a reponer la capa vegetal removida tras la explotación. Si la empresa logra la aprobación ambiental –actualmente están próximos a presentar su Estudio de Impacto Ambiental (EIA)–, Chile podría sumarse al mercado global con una propuesta de bajo impacto y competir con países como China, Brasil, Vietnam y Rusia.
Una oportunidad para la transición energética
Las tierras raras son insumos estratégicos para la transición energética y tecnológica global, especialmente en el contexto de la descarbonización. Si Chile logra consolidar una industria nacional responsable, podría diversificar su matriz productiva, generar empleos en regiones y aportar al desarrollo de tecnologías más limpias en el mundo.






