Una alarmante seguidilla de robos ha puesto en evidencia la creciente inseguridad que se vive en la ciudad de Rancagua. Desde funcionarios de salud hasta vecinos de sectores residenciales y personas que transitan por el centro, todos comparten una misma sensación. La delincuencia avanza y la respuesta institucional es, a juicio de muchos, insuficiente.
Robos sistemáticos a funcionarias de CESFAM
Uno de los focos más graves se encuentra en los alrededores de distintos Centros de Salud Familiar (CESFAM), donde funcionarias denunciaron robos sistemáticos de vehículos en plena luz del día. Las afectadas acusan abandono de las autoridades y advierten sobre el impacto emocional y laboral que esto ha generado.
Sandra Zavala, funcionaria del CESFAM N°4, fue víctima del robo de su camioneta el pasado 23 de mayo. “Revisamos las cámaras y se ve claramente cómo se la llevan en menos de diez minutos. El auto utilizado en el robo también tenía encargo por robo en Santiago. Aun así, no he recibido ningún tipo de apoyo ni contacto por parte de Carabineros ni del municipio”, expresó con frustración.
Diana Soto y Karin Rey, también funcionarias de la salud, relatan experiencias similares. Robos en horarios laborales, con cámaras que captan los hechos, pero sin respuestas ni investigaciones claras. La ausencia de vigilancia, la falta de rondas policiales y la rápida huida de los delincuentes hacia Santiago convierten las inmediaciones de los CESFAM en zonas vulnerables y desprotegidas.
Vecinos en alerta por robos en barrios tradicionales
La situación no es distinta en sectores como calle Millán, Bueras, San Martín e Ibieta, donde los vecinos denuncian una escalada de delitos. Teresa Reyes, presidenta del Comité de Seguridad Teniente Millán, detalló que los delincuentes operan con “dateros”, rompen vidrios de vehículos y utilizan casas abandonadas como escondites. “Incluso hacen encuestas falsas para simular visitas de la municipalidad”, alertó.
Durante una reunión reciente con representantes de la Seremi de Seguridad, los vecinos exigieron activar todas las cámaras de vigilancia y aumentar las rondas policiales, señalando que actualmente no existen patrullajes regulares y la comunicación con el plan cuadrante es casi nula.
También pidieron mayores atribuciones para que Carabineros pueda intervenir en propiedades abandonadas, señaladas como focos de inseguridad, pero cuya falta de denuncias formales limita la acción policial.
Robo en pleno centro
La delincuencia no respeta siquiera el corazón de la ciudad. Este miércoles, un hombre fue víctima del robo de sus pertenencias desde el interior de su vehículo mientras realizaba trámites a las 19:00 horas frente al Banco Estado, en calle Bueras. Solo estuvo fuera 15 minutos. Al regresar, encontró su auto con los vidrios rotos y su mochila que contenía un computador, audífonos, perfumes y otros objetos de valor, fue sustraída por los delincuentes.
“Fui a Carabineros, tomaron mi declaración para la denuncia, pero no pasó nada más«, lamentó la víctima.
Los tres casos revelan una preocupación común, la ciudad enfrenta una ola de delitos frente a la cual las medidas de prevención y reacción parecen haber quedado cortas. La falta de vigilancia, la escasa presencia policial y la ineficacia en la investigación y persecución de los responsables alimentan la sensación de abandono.
Vecinos y trabajadores coinciden en que se requiere con urgencia la instalación de más cámaras de seguridad operativas, rondas policiales constantes, mayor fiscalización en sectores conflictivos y un plan articulado entre las autoridades locales, Carabineros y el Ministerio de Seguridad Pública.