Esta es una condición que afecta a miles de personas en Chile. Aunque suele asociarse únicamente al rendimiento escolar, también tiene implicancias a lo largo de toda la vida, impactando en el ámbito laboral y en las relaciones personales.
En la infancia, el TDAH se manifiesta con dificultades para mantener la atención, impulsividad e hiperactividad, lo que muchas veces se interpreta como falta de disciplina. Sin embargo, en la adultez, los síntomas suelen ser más sutiles, como problemas para organizar tareas, olvidos frecuentes y una sensación constante de frustración por no cumplir con las expectativas.
El impacto emocional es otro desafío importante. Las personas con TDAH tienen un mayor riesgo de desarrollar problemas como ansiedad y depresión debido a la acumulación de frustraciones y el constante esfuerzo por encajar en un entorno que no siempre comprende su realidad.
Barreras en el diagnóstico y tratamiento
En Chile, acceder a un diagnóstico certero y oportuno puede ser complicado debido a la falta de especialistas y los altos costos de las evaluaciones. Esto se agrava con la desinformación y los prejuicios que rodean el uso de medicamentos, lo que impide que muchas personas reciban un tratamiento integral que combine estrategias conductuales, apoyo psicológico y, en ocasiones fármacos.
Rompiendo mitos y avanzando en comprensión
El TDAH no es una excusa ni una falta de esfuerzo personal. Es una condición neurobiológica que requiere un abordaje adecuado y personalizado.
Un llamado a priorizar la salud mental
El trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad no desaparece con la edad, pero con las herramientas adecuadas, las personas pueden alcanzar su máximo potencial. Abordar este desafío implica no solo mejorar el acceso a diagnósticos y tratamientos, sino también generar conciencia sobre la importancia de la salud mental en todos los ámbitos de la vida.
¿Estamos realmente escuchando y comprendiendo a quienes navegan con el TDAH, o seguimos esperando que encuentren su camino sin la brújula adecuada?