Las personas mayores son particularmente vulnerables a una serie de enfermedades crónicas que afectan su calidad de vida y autonomía. Entre las principales afecciones destacan las enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, una forma de demencia que afecta la memoria y el comportamiento, y que representa el 65% de los casos de demencia en adultos mayores.
Otro problema frecuente es la osteoporosis, que debilita los huesos y aumenta el riesgo de fracturas. Esta condición es especialmente grave en mujeres postmenopáusicas y en personas mayores de 70 años. También, los trastornos del sueño y el dolor crónico como la fibromialgia impactan significativamente en su bienestar físico y emocional.
Los problemas auditivos y visuales también son comunes. A partir de los 65 años, alrededor del 30% de los adultos sufre algún grado de pérdida auditiva o visual, lo que puede afectar su capacidad para realizar tareas cotidianas y provocar aislamiento social.
Finalmente, la soledad y depresión son factores críticos en la tercera edad, contribuyendo a un mayor riesgo de enfermedades mentales y neurodegenerativas, lo que destaca la importancia de mantener el apoyo familiar y social..