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Estallido social: A 5 años la gente pasa del apoyo inicial a una visión crítica


En su momento, amplios sectores normalizaron los actos de violencia mezclados con justas demandas sociales universales.

VIERNES, 18 DE OCTUBRE DE 2024
Publicado por

Luis Villanova



Un estudio reciente de Activa Research muestra cómo la percepción ciudadana sobre el estallido social de 2019 en Chile cambió dramáticamente. De un inicial apoyo mayoritario, se pasó a una visión crítica.

En los días del estallido hace cinco años, la mayoría de los chilenos veía en las protestas una oportunidad para lograr cambios profundos. El 61,7% calificaba de positivo el estallido. Sin embargo, según los datos actuales, ese optimismo ha cambiado y el 61% de los encuestados considera que el estallido fue negativo para Chile.

Ramón Cavieres, director ejecutivo de Activa Research atribuye este cambio a la compleja dinámica de los últimos años, marcada no solo por las manifestaciones, sino también por la pandemia, la crisis económica, la inmigración y el proceso constituyente fallido.

18 de octubre de 2019. Este día marcó el inicio de una serie de protestas masivas que surgieron como respuesta a la desigualdad social y económica, y que rápidamente se transformaron en un movimiento nacional que exigía cambios profundos en el sistema político y social del país1.

Las jornadas de violencia que se vivieron durante el estallido social fueron intensas y, en su momento, vistas con buenos ojos por una ciudadanía cansada de los abusos y la falta de oportunidades. Las manifestaciones, que comenzaron con evasiones masivas en el Metro de Santiago, se extendieron a lo largo de todo el país, con millones de personas tomando las calles para exigir mejoras en educación, salud y vivienda2. Sin embargo, con el paso del tiempo, la percepción de la violencia ha cambiado. Hoy en día, muchos chilenos rechazan los actos violentos que ocurrieron durante esas jornadas, aunque siguen apoyando las demandas de fondo que motivaron las protestas.

El estallido social también tuvo un impacto significativo en el ámbito político. En respuesta a las demandas ciudadanas, se convocó a una Asamblea Constituyente para redactar una nueva Constitución que reemplazara la de 1980, heredada de la dictadura de Pinochet. Este proceso fue visto como una oportunidad para construir un país más justo y equitativo. Sin embargo, el primer intento de redactar una nueva Constitución fracasó, y se inició un segundo proceso constituyente que tampoco tuvo resultados.

Qué pasó en O’Higgins ese día y los posteriores

“Tuvimos una violación del toque de queda de unas 500 personas que fueron las que participaron de los actos delictuales”, informó la mañana del lunes siguiente al estallido el intendente de ese entonces, Juan Manuel Masferrer, quien entregó un balance de los hechos de violencia que involucraron desde barricadas hasta actos vandálicos e incendios como el del supermercado Central Mayorista en Rancagua.

“Durante bastantes horas tuvimos disturbios hasta alrededor de las 3:30 de la mañana del domingo. Tuvimos 187 detenidos, 11 carabineros lesionados y 9 civiles también lesionados producto de los enfrentamientos cuando las fuerzas de orden, cumpliendo el mandato y cumpliendo la ley, repelen cuando hay algún tipo de disturbio, particularmente delitos”, sostuvo la máxima autoridad de la región.

Masferrer llamó a la población a manifestarse pacíficamente e indicó que la fuerza va a actuar en caso de disturbios, cuando haya delitos que afecten la seguridad de las familias. Las manifestaciones en la calle se mantuvieron varios días durante la semana siguiente al estallido, lo que motivo mantener el Estado de Excepción.

Las clases, por su parte quedaron suspendidas el lunes 21 de octubre y el llamado de la Seremi respectiva, fue a retomar la normalidad, salvo Rancagua y Graneros que permanecieron con suspensión de clases.

La Iglesia Católica en la región, ante la crisis, criticó el actuar del sector político. El Administrador Apostólico de la Diócesis de Rancagua, obispo Fernando Ramos, expresó que “no han podido conectar con la gente. Hay una molestia general”, expresó en esa ocasión.

A cinco años del estallido social, Chile sigue enfrentando desafíos importantes. Aunque las demandas de mejor educación, salud y vivienda siguen siendo válidas y necesarias, la violencia que marcó las protestas de 2019 es ahora ampliamente rechazada por la ciudadanía. El país continúa buscando un camino hacia la justicia social y la equidad, con la esperanza de que los cambios políticos y sociales que se están gestando puedan finalmente dar respuesta a las aspiraciones de millones de chilenos..


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