En 2024, la agricultura está experimentando una transformación significativa gracias a la incorporación de robots autónomos, diseñados para realizar tareas críticas como la gestión de cultivos, la cosecha y el control de plagas. Uno de los ejemplos más destacados es el desarrollo del «LaserWeeder» por Carbon Robotics, un dispositivo que utiliza inteligencia artificial para identificar y eliminar malas hierbas con precisión milimétrica mediante energía térmica. Esta innovación reduce el uso de herbicidas y contribuye a una agricultura más sostenible.
Otra empresa pionera, EcoRobotix, ha desarrollado un sistema robótico de alta precisión que distingue entre cultivos y malas hierbas en tiempo real. Gracias a esta tecnología, el sistema puede aplicar fertilizantes o herbicidas de manera localizada, lo que minimiza el impacto ambiental y mejora la eficiencia.
La creciente adopción de estas tecnologías responde a la necesidad de aumentar la productividad agrícola mientras se reduce el impacto ambiental, una preocupación que sigue ganando relevancia en el contexto del cambio climático. Según estudios recientes, el mercado global de robots agrícolas se proyecta que crecerá hasta los 24 mil millones de dólares para 2030, impulsado por la automatización y la inteligencia artificial en la gestión de cultivos.