La protección de la inocencia

En estos días en que celebramos en forma especial a los niños, surgen algunas interrogantes que no son menores en torno a ellos y su futuro.

Pareciera ser, que hay evidentes situaciones que de no ser modificadas en el día de hoy, afectarán el futuro de quienes viven sus primeros años.

Entre muchos ejemplos se podría citar la educación, tanto en contenidos, como en la posibilidad que ésta llegue a todos los estratos de la sociedad.

Una buena educación, como también la mala, posibilitará o coartará, al llegar a la vida adulta el acceso a un buen trabajo, básico para lograr disponer de los recursos económicos para formar una familia y disfrutar de la vida.

Pero, centrémonos en un aspecto vital y muchas veces olvidado, que de hecho es simple. ¿Podrán nuestros hijos al llegar a la vida adulta vivir en un mundo seguro, tranquilo y confiable?

La respuesta es compleja, ya que si proyectamos lo que hoy vivimos, en términos de una manifiesta inseguridad ciudadana, podríamos suponer que será aún peor que en nuestros días.

Entonces ¿cómo hacerlo?, ¿cómo proteger a nuestros hijos desde ahora?, ¿cómo mantener el máximo de tiempo posible su inocencia?, sabiendo que mas temprano que tarde, se enfrentarán a la cruda realidad.

Muchos de quienes leen estas líneas, se acordarán probablemente de la novela “El niño con el pijama de rayas” del escritor irlandés John Boyne, o su versión cinematográfica, asumiendo que de ninguna forma hay que perder la fe en la humanidad.

Buen mensaje sin duda, pero difícil de asumir cuando se es víctima de situaciones delictuales graves, muchas veces con riesgo de la vida.

Hoy en día los niños, que en nuestra época no tenían mayores dificultades en sus vidas, viven una situación diferente, ya que de alguna forma son permeables a su entorno y a las complejidades que a diario observan.

Debemos, algo que creo profundamente, proteger a nuestros hijos, apoyarlos para que se desarrollen, pero también, hay que salvaguardar su inocencia, prolongando lo más posible su entendimiento de las complejidades de nuestra sociedad.

Ya vendrá el tiempo de presentarles la realidad, con sus aspectos negativos y positivos, orientándolos para enfrentar el futuro. Mientras tanto, dejémoslos ser niños, para que disfruten de la alegría e inocencia que ello significa.

Pero hay algo que olvidaba, paralelamente a lo anterior, esforcémonos en forjar una mejor sociedad, que se proyecte al futuro, para recibir a los que hoy viven la niñez.