Si bien su celebración a nivel mundial ocurrió una semana atrás, en Chile el Día del Árbol se conmemora cada 6 de julio, destacando la importancia de proteger nuestros bosques y árboles nativos.
Esta celebración sirve para recordarnos el papel crucial que los árboles juegan en el equilibrio ambiental y en la vida de todos los seres que habitamos el planeta. Estos no solo embellecen nuestro entorno, sino que también tienen funciones vitales como la purificación del aire, la absorción de dióxido de carbono (CO2), y la prevención de la erosión del suelo.
El Día del Árbol fue establecido globalmente el 28 de junio durante el Congreso Forestal Mundial en Roma en 1969, con el objetivo de crear conciencia sobre la necesidad de conservar nuestros recursos forestales. En Chile, esta fecha se ha adaptado al 6 de julio para resaltar la riqueza de especies arbóreas que son exclusivas del país. Sin embargo, muchas de estas enfrentan actualmente graves amenazas debido a la deforestación, el cambio climático y otras actividades humanas.
La investigación realizada por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso ha identificado que más de 500 especies de árboles nativos están en peligro de extinción en Chile, lo que significa un alarmante dato que representa una décima parte de la flora nativa del país, subrayando la urgencia de implementar medidas de conservación más efectivas. La pérdida de estas especies no solo afecta la biodiversidad, sino que también altera los ecosistemas y la calidad de vida de las comunidades que dependen de ellos.
Entre las especies en riesgo se encuentran el Coralillo (Berberidopsis corallina), el Canelillo (Pitavia punctata) y el Queule (Gomortega keule), entre otros. Dichos árboles, además de su valor ecológico, tienen significados culturales y económicos para diversas comunidades. En este Día del Árbol, es fundamental reconocer la necesidad de proteger y restaurar nuestros bosques nativos para asegurar un futuro sostenible y saludable para todos.
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