Cuando el examen marca que la persona conduce con un nivel de alcohol superior a los 0,8 gramos de alcohol en sangre, se considera que lo hace en estado de ebriedad, lo que aumenta significativamente los castigos.
Si el conductor no participa de un accidente o se trata de un evento leve sin daños ni heridos, verá suspendida su licencia por 2 años si es su primera vez y 5 años si se trata de la segunda. En caso de tratarse de la tercera ofensa, se cancela la licencia.
Cuando el conductor que maneja en estado de ebriedad causa un accidente con lesiones graves, gravísimas o con víctimas fatales, quedará inhabilitado de por vida para volver a sentarse tras el volante.
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A diferencia de la cancelación, castigo que se puede apelar tras 12 años, la inhabilitación no permite pedir una segunda oportunidad pasado cierto plazo.
Tanto en la conducción bajo los efectos del alcohol como también en estado de ebriedad, se suman multas en dinero y sanciones penales que pueden llevar al ofensor a pasar un tiempo tras las rejas.
Es importante señalar que en caso de tener un seguro vehicular, este puede negar la cobertura en caso de accidente si es que el conductor tenía un nivel de alcohol en sangre superior a lo permitido, lo que añade un fuerte daño al bolsillo.