El real significado del vocablo mujer

El 8 de marzo celebramos a la mujer, fecha que se recuerda desde 1972 cuando la ONU, declaro 1975 como el “Año Internacional de la Mujer”, para luego en 1977 invitar a los estados a declarar, conforme a sus tradiciones y costumbres, un día como el “Día  Internacional por los Derechos de la Mujer”.

Entender el significado de la palabra es todo un desafío, ya que el simple hecho de buscarlo en el diccionario no sirve de mucho. Ello porque el vocablo “mujer” aparece definido en éste como una persona de sexo femenino. Cualquier otra búsqueda en el Diccionario no nos llevará, en ningún caso, a aclarar el significado real de tan especial voz.

         Por ello es recomendable buscar otra forma de entenderlo, como los roles que cumplen las mujeres y por medio de los cuales los hombres nos relacionamos con ellas.

         Talvez el primero que nos permite entender sea el de hija, al materializarse una relación profunda con el padre, que nace desde un primer momento formando un lazo indisoluble que nada, ni nadie puede desatar.

         La hermana, con la que nos formamos desde la más tierna edad en el camino de la vida, constituye un ejemplo de amor y de apoyo permanente, demostrando el real significado de la palabra lealtad.

         La esposa, o cualquier derivado o forma de expresión nacido del amor entre un hombre y una mujer, nos entrega a favor de entender el vocablo, un sentimiento de unión que permite avanzar en el difícil camino de la vida, sabiendo que siempre se estará apoyado.

          Cuando los años pasen, la nieta le entregará al abuelo ese cariño profundo de un alma sana e inocente, que sin saberlo le aporta en la vejez la alegría inmensa de verla crecer,

         Hay otros muchos roles que las mujeres cumplen, como el de profesional, que demuestra en un mundo competitivo que tiene los atributos para situarse en el nivel que le corresponde. A ello podemos agregar el de amiga, que en oportunidades nos enseña a asumir una sensibilidad, que en apariencia el género masculino no posee.

         He dejado deliberadamente para el final el rol más trascendente de todos, el único en el cual, por mucho que los hombres lo intenten, no la podrán sustituir, el cual no es otro que el de madre, regalándonos el milagro de la vida.

Entonces, cómo no utilizar mi pluma, por insignificante que sea, para rendir un sincero y sencillo homenaje a las mujeres, reconociendo en ellas las virtudes capitales que las ubican en el más alto nivel de la escala humana.