Hace unos años solía decirse ‘Chile, país de historiadores’, con el tiempo esa impronta cambió. Hoy se afirma con resolución ‘país de poetas’. Recién ante la tumba del escritor-poeta nacional Oscar Castro Zúñiga, se le ha recordado en la ciudad de Rancagua. La solemne piedra de su lugar de sepultación contiene versos de su autoría. Cada año en Noviembre 1°, la comunidad de su ciudad natal se reúne en un acto de recuerdo. El poeta, un gran valor de la literatura nacional falleció ese día, a la edad de 37 años, en 1947. La tuberculosis en ese tiempo no tenía curación. Igual situación padecieron notables creadores del mundo y de Chile.
En la obra de Oscar Castro, en sus versos y los escritos en prosa, novela y cuentos, se halla la realidad humana y social de su tiempo. Conoció el mundo agrario y la realidad mineral del territorio. Vivió los episodios de la cruda situación social. Gran impacto provocó al escritor el alevoso crimen del poeta español Federico García Lorca, y por cierto la Guerra Civil que desangró a España y arrebató la libertad de su pueblo; versos de profundo dolor y de condena a los malhechores. Oscar Castro escribió sobre esos funestos episodios. En su obra se encuentran hermosos versos a la naturaleza y al amor, también bellamente musicalizados. ‘Para que no me olvides’ es un clásico nacional por su ternura. Incursionó con absoluta excelencia en el manejo de la prosa; escribió ‘Llampo de sangre’, dura novela proletaria minera. ‘La vida simplemente’, su segunda novela de aires urbanos.
Pero algo sucede … parte de su obra suele obviarse. No se divulgan claros poemas de su autor en los que expresa su compromiso social y político de su tiempo. Su compromiso político en 1937-38 con el Frente Popular de Chile. Él convocó a defender esa victoria con barricadas en las calles. No se leen, se excluyen sus versos de claro signo antiimperialista : «Tenemos cuatro siglos de invasiones. No sabemos usar nuestros ojos. Pies extraños caminan por nuestras heredades. Extranjeras palabras definen nuestros gestos. Oro, cobre – sudor americano – amalgama de gritos y protestas surcan el mar en barcos de incomprensibles nombres».
Todavía estamos, seguimos en deuda con nuestros notables valores de las artes, de la inteligencia y de la cultura de nuestros pueblos. No es casualidad, no es simple olvido, es omisión, es exclusión deliberada.