Llevamos varias semanas hablando en El Tipógrafo del tema del nematodo de la frutilla que afecta a los productores agrícolas de este producto en la zona central del país.
Primero, se mantuvo bastante reserva del tema, pero quienes sabían un poco más en los medios, entendieron que el problema era real y en crecimiento. Es así como de hablar de algunos viveros de estas plantas en la Región Metropolitana, se sinceró que el problema había escalado hacia la zona de El Maule, Valparaíso y también en O’Higgins.
Y es que el principal vivero del país que provee a los productores de frutilla se vio afectado por la presencia del nematodo y por ello, la contaminación se extendió.
El nematodo era una plaga cuarentenaria, sin presencia en el país hasta ahora. No afecta a la salud humana, sino a la fortaleza y productividad de las plantas afectadas. Por ello, en los predios en que haya mucha infestación, la producción, como señalan expertos de la Universidad de Talca, se reducirá a cero.
Y lo peor es que estos mismos académicos aseguran que como no había presencia de la plaga, existe total desconocimiento de cómo enfrentarla adecuadamente.
Hasta ahora, el gobierno ha anunciado la quema de la mayor parte de las plantas que puedan tener nematodo. Y ha determinado también disponer de un monto de apoyo a aquellos agricultores que se verán afectados, porque el daño económico no será este año, sino el próximo. Y luego, habrá que repensar los cultivos o plantaciones futuras en las zonas afectadas, porque el nematodo es muy difícil de erradicar de los suelos cuando ya ha entrado.
Las medidas inmediatas de las autoridades como el SAG, ha sido un control en los viveros afectados, los cuales sólo podrán vender plantas sanas. Y los predios ya contaminados, se les permitirá mantener producción por este año, con un control estricto de manejo de plaguicidas y medidas fitosanitarias.
¿Será ello suficiente? Al parecer no. Tendremos que acostumbrarnos a la presencia del nematodo de la frutilla y aprender rápidamente como mantenerlo controlado. Algo parecido a lo ocurrido hace muchos años con el nematodo dorado de la papa, que tras diseminarse en la zona centro norte del país, obligó al SAG a establecer barreras sanitarias hacia el sur.
Qué lástima. Hubo un tiempo en que nuestro país se orgullecía de tener campos libres de una serie de plagas, que hoy se han establecido y nos han obligado a mantener controles sanitarios estrictos. Tal es el caso de la llamada mosca de la fruta.
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