La última encuesta de Pulso Ciudadano reveló que la desaprobación al gobierno del Presidente Gabriel Boric sigue aumentando y la aprobación a su gestión cae. Además, señala que la preocupación por la inflación en el país crece.
De acuerdo a los últimos datos, la desaprobación al mandatario es de 57,8%, 6,8 puntos porcentuales (pp) más que la consulta anterior, mientras que la aprobación cayó a 24,2%, que significan 3,6 pp menos. Mientras que un 17,9% contestó “no sé”.
Respecto a la labor del gabinete, la consulta indica que hay un 63,3% que la desaprueba y un 20,4% que la aprueba. En tanto que un 15,9% dice que “no sabe”.
Pulso Ciudadano también consultó sobre las principales preocupaciones de los chilenos, ubicándose en primer lugar la inflación y el alza de los precios, con un 42,9%. En el segundo puesto quedó la delincuencia con un 36,8%, y en tercer lugar los sueldos, con 21,2%.
La duda que surge es si el mandatario está consciente y preocupado de estas cifras. Claro, una encuesta es la radiografía de un momento, pero cuando esa imagen comienza a repetirse –y no solo eso, sino a profundizarse-, es porque pasa algo.
¿Qué contesta el Presidente ante esta caída de la aprobación ciudadana?
Él, consultado, atribuyó la caída en el respaldo a su gestión a que existe “un alto nivel de expectativas de cosas que no se pueden resolver de la noche a la mañana».
Y en eso tiene toda la razón. Todos quienes hemos conocido de cerca los procesos políticos sabemos lo riesgoso que es “vender humo”; cosas que no se pueden solo con deseo. Y –mientras fue parte de la oposición-, eso es lo que vendió el Presidente junto a su equipo más cercano.
Fue férreo en decir que se terminaría con las AFP; en apoyar un quinto retiro; en fin, una serie de cambios casi inmediatos, que hoy no son parte de su discurso y, si están en agenda, no son para cumplirse en el corto y mediano plazo.
En buen chileno esto es “pisarse la cola”.