Con el conflicto armado entre Rusia y Ucrania, la figura de Putin ha cobrado mayor relevancia. Hay quienes incluso comparan su figura con la de Hitler. Expertos psicólogos, estudiaron su perfil: rasgos psicopáticos, omnipotencia y narcisismo son algunos de ellos. Conoce algo más de estos análisis a continuación.
Hace pocos días, Putin declaró la guerra a Ucrania en un discurso grabado. El líder ruso aparece detrás de su escritorio, “arrellanado en su asiento, emocional, tenso y haciendo muecas de desprecio”: Así lo describen algunos observadores.
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El psicólogo especialista en pensamiento criminal, Jorge Sobral, atribuye a Vladimir Putin varias características: un marcado aplanamiento emocional y la capacidad de provocar daños. «No sé si es un psicópata, pero tiene las características». Además, señala que sus relaciones personales son de carácter instrumental: «no tiene otra lealtad que a sí mismo». También, reconoce en él un componente de sadismo: «Causa sufrimiento a cualquiera sin despeinarse, lo entiende como un instrumento del poder». Según Sobral, otro rasgo presente en el gobernante es el maquiavelismo: «Legitima el engaño, la manipulación y la mentira». Y por último el narcisismo, qué es «esa degeneración de la autoestima». La suma de todos estos rasgos apunta a un resultado: “En la psicología criminal se le conoce desde hace algunos años como el lado oscuro de la personalidad”.
Para el psicoanalista y psicólogo Manuel Fernández, Putin es un sádico y psicópata. Al definirlo, elige una frase del mandatario: «Tengo la sensación de que conseguiré todo lo que quiero». Esta frase señala que para él nada es imposible, por lo que interpreta que existe un rasgo de omnipotencia.
Putin genera fascinación y temor. “Por eso es enormemente popular en Rusia”. Así también lo fue Hitler, quién prometía reparar la humillación, la deuda histórica a los alemanes y devolver la grandeza perdida, “porque el sádico no sólo goza con hacer daño, sino le genera placer generar angustia en el otro, en este caso, con lo que pueda ocurrir”. Al respecto afirma: “Esta guerra es el cálculo de un sádico que se presenta de un modo inquietante, amenazando o sugiriendo que va a hacer cosas terribles, pero sin nombrarlas, jugando con la angustia, o sea, un psicópata socializado”.
Finalmente señala que Putin no va a parar hasta que alguien lo ponga en un aprieto, “porque es un psicópata, pero no es un idiota”. “No creo que ningún psicópata muera por la patria: los psicópatas hacen que mueran otros y mandan a otros a morir”.
Distintos psicoanalistas coinciden en la mayoría de las clasificaciones: narcisista, omnipotente y sádico. Además, también señalan que, ante este tipo de personalidad, el único final posible para detenerlos es que se les haga frente con contundencia, no necesariamente declarándole la guerra, pero sí, demostrando firmeza en enfrentarlo y señalar que no estamos de acuerdo con lo que hace.
Tal vez el fin de este conflicto no esté entonces en manos de analistas de guerra, sino de Psicoanalistas sociales.
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