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Columnas de Opinión

El disfraz de Lavín 

LUNES, 28 DE SEPTIEMBRE DE 2020

Como sabemos Joaquín Lavín  aparece en campaña por el plebiscito, apoyando el apruebo, señalando que necesitamos una nueva Carta Fundamental.


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Quizás nunca habría imaginado el notable jurista alemán Karl Loewenstein, radicado en USA, que su memorable obra “Teoría de la Constitución” sería recogida por un alcalde y candidato presidencial en Chile con motivo de una propaganda electoral.

Como sabemos Joaquín Lavín  aparece en campaña por el plebiscito, apoyando el apruebo, señalando que necesitamos una nueva Carta Fundamental, que sea un “traje a la medida”, descartando aquellos trajes que son estrechos, incómodos o que no se ajustan al cuerpo.

Recordemos que Loewenstein distinguía entre las Constituciones normativas -trajes o vestidos a la medida, pues se ajustaban plenamente a la realidad política, social y económica del país- ; nominales -aquellos trajes o vestidos que se cuelgan en el tiempo, pues son una mera esperanza de que alguna vez se puedan ocupar- que no calzan con lo que se requiere;  y semánticas -cuando los trajes se tratan de meros estatutos del poder (un “disfraz”), regulaciones que justifican la coacción y la fuerza- que son propias de los gobiernos dictatoriales.

Por eso cuando Alfredo Gallego, el catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid, que traduce la obra y habla con el maestro en Munich (1970 ) o en Massachusetts (1973), indicándole que este texto sería leído por centenares de profesores y alumnos en lengua hispana, jamás pensaría que un candidato presidencial que apoyó el disfraz del texto de la dictadura militar, ahora aboga por un traje a la medida.

Qué importante la enseñanza de este ilustre catedrático germano, precisamente para evitar confundir un traje a la medida con un disfraz: “la historia del constitucionalismo no  es sino la búsqueda de las limitaciones al poder absoluto ejercido por los detentadores del poder, así como el esfuerzo de establecer una justificación espiritual, moral o ética de la autoridad”.

 La democracia como sustento ante el abuso del poder.

La Constitución de 1980 fue un disfraz que la Dictadura militar enarboló como estatuto para justificar la actuación de su poder basado en la coacción -la autocracia- , la violación de los derechos humanos y la falta de control -siguiendo a Loewenstein. 

Ahora que Chile inicia el proceso constituyente democratizador es un imperativo  ético -en honor al maestro- declarar  y reconocer que se cuelga el disfraz para pasar a ocupar ahora un traje a la medida.



Acerca de José Antonio Ramírez.
Doctor en Derecho Constitucional "Cum Laude". Premio Extraordinario Universidad Complutense de Madrid-España. Abogado de Pontificia Universidad Católica de Chile. Miembro del Instituto de Derecho Parlamentario Universidad Complutense de Madrid. Miembro de la Asociasión Argentina de Derecho Comparado y de Organizaciones Internacionales de Abogados y Académicos con especialidad Constitucional, Regulatoria, Medioambiental y Derecho Público Económico. Profesor de cátedra de Derecho Público y Derecho Constitucional, y autor de publicaciones relativas al análisis de la institucionalidad chilena, y disposiciones de principio constitucional-actividad social y económica del Estado.
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