Estamos confrontados a la emergencia sanitaria mundial, sin plazo de término, y los temas internacionales no resaltan de igual manera en los medios de comunicación. Los países tienen otras urgencias que atender, como es lógico. Sin embargo, sería ilusorio pensar que están congelados, inactivos, o solo preocupados de la contingencia. Por el contrario, aprovechando que los focos apuntan hacia objetivos más prioritarios, las acciones exteriores se encuentran en pleno reajuste y posicionamiento, como siempre, aunque menos evidentes, por su menor impacto periodístico.
La propia pandemia ha desatado una pugna por la eficiencia comparativa en su control, una muestra de capacidad y poderío de los gobiernos, o paliativo indispensable, así como en la búsqueda del producto que le ponga fin. Sin olvidar los beneficios económicos derivados de las patentes de invención y generalizada distribución del antídoto, para quien lo descubra. Hay conciencia de que deberá estar a disposición de todos, aunque no esté garantizado, siempre habrá beneficios cuantificables en la consecuente cadena de valor. Y al mismo tiempo, acrecentará el prestigio para el descubridor, un elemento fundamental en toda relación internacional, utilizado como arma política eficaz, para ganar posiciones y desprestigiar la confiabilidad mutua. Ocurre entre China y Estados Unidos, o respecto a la OMS y otros organismos, acusados de manipular estadísticas, o de pasividad. Se insinúa que el virus comenzó en Europa, y de ahí a China, que no sería responsable. Las reacciones no se han hecho esperar, y proliferan sus muestras de solidaridad hacia los afectados, incluso motivadas por afinidades estratégicas.
Igualmente, se procura avanzar en varios objetivos. Por ejemplo: Corea del Norte provoca a Corea del Sur. Irán desafía las restricciones a Venezuela, que designa los miembros del Consejo Nacional Electoral, saltándose la Asamblea Nacional que preside Guaidó, y lo amenaza. Argentina extiende su Plataforma Continental antártica. México denuncia acciones policiales en su Embajada en Bolivia. El Grupo de Puebla, sigue apoyando la falsa elección de Evo Morales, e insiste en cuestionar la OEA. Se objeta la postulación norteamericana a presidir el BID, y el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, interpela a Estados Unidos por racismo. Cunden las marchas contra abusos policiales. China se confronta en la frontera con India, (Valle de Galwan). Israel planifica más anexiones en la Cisjordania palestina. Son muestras elocuentes que las acciones internacionales no se detienen.
Samuel Fernández Illanes
Académico Facultad de Derecho, UCEN