La misión de las empresas ha ido mutando en las últimas décadas desde objetivos netamente productivos a, en la actualidad, una mayor preocupación por su comunidad y el entorno.
La relación empresa y comunidad se debe trabajar de manera sistemática y con programas que entreguen soluciones efectivas a las personas que viven en el sector inmediato de la producción.
Una de las alternativas que tienen las compañías es desarrollar proyectos de inversión social acordes a las necesidades del grupo humano que convive con los efectos que genera la producción; ya se en forma individual o colectiva con otras empresas.
El gerente de Pro O’Higgins, Braulio Guzmán, señala que «en el concepto más tradicional, la empresa se veía un poco distante de la comunidad no siendo parte de ella, y hoy día esto ha cambiado. Para que exista un desarrollo sostenible, en una sociedad la participación activa de la empresa en el desarrollo de esa comunidad es transcendental», agrega
Guzmán explica que «debe considerarse la empresa como parte de esa comunidad y actuar para el desarrollo de la misma, no mirarla como sólo el destino, que está allí o que llegó allí y por lo tanto tener sólo una relación de vecindad, se debe saber que esto va más allá, siendo parte de la comunidad para el desarrollo de la misma”.
Para el gerente de la Corporación Pro O’Higgins, el tema de la ayuda a las comunidades ha cambiado con el tiempo: “En este desarrollo la empresa puede ayudar bien sea a las comunidades aledañas o a algo más amplio. Debe desarrollar capacidades para que los miembros de esas comunidades puedan tomar decisiones con respecto a ellas mismas, por ejemplo desarrollar capacidades para resolver los problemas sociales, para orientar mejor los trabajos comunitarios, participar entregando capacidades para que se lleven adelante sus propios actividades culturales, religiosas tradiciones, la historia, etcétera. Más que ayuda es entregar herramientas para influir en el desarrollo de la comunidad”.
Asimismo, Guzmán explicó que lo ideal es que la empresa reconozca a su comunidad en sus valores y en su historia, además debe participar con ella, y reconocer también el valor para trabajar en alianza con otras organizaciones.
Braulio Guzmán dice que esta relación empresa y comunidad está presente en varios cuerpos legales relacionadas con normativas medio ambientales. «Para un proyecto debe conversarse y esta arreglada la relación empresa-comunidad. Esto está orientado a través de una iniciativa de la sociedad civil, como es el caso de la Iso 26000 de responsabilidad social, que entrega un conjunto de directrices de las actividades que la empresa debería hacer, entre ellas la participación activa y desarrollo de las comunidad, además hay otros aspectos importantes y relevantes dentro de la responsabilidad social, pero que están más relacionados con las operaciones de la empresa”, indicó.
Agrega que «el Estado debe, a través del gobierno y de sus instituciones, generar las condiciones para que la empresa pueda insertarse y participar activamente en la comunidad. Actualmente en Chile existen muchos conflictos cuando una empresa se presenta en un territorio y resulta que la comunidad que está allí o se instala allí manifiesta sus aprensiones y empieza una relación poco amistosa de colocarse cada uno en su vereda y, por lo tanto, allí se traba el proyecto, y eso es porque en el país no existe reordenamiento territorial que entregue una certeza de qué puede o no hacer una empresa en un territorio”, finalizó.