Gracias al programa ‘Psicoprofilaxis quirúrgica pediátrica’, el Hospital Regional de Rancagua se está convirtiendo en pionero a nivel nacional en estrategias para reducir el estrés preoperatorio para pequeños pacientes del Servicio de Cirugía Infantil, Ortopedia y Traumatología del recinto hospitalario.
El jefe del Servicio de Cirugía Infantil del Hospital Regional, José Miguel Ortiz, explicó que este programa nace de la necesidad médica que indica que los niños se estresan por una operación. “Esta es una acción de equipo, porque detrás de esto hay mucho interés de las personas. Los profesionales como personas quisieron darle al niño un trato distinto, de hacer de este proceso, que en general es muy estresante, algo más grato y que la familia se sienta más integrada en el manejo de ese estrés del niño o niña”, detalló.
En este programa los pequeños pacientes son atendidos por María Jesús Arellano, sicóloga del servicio y del programa Chile Crece Contigo, quien indicó que “en forma lúdica se explica al (o a la) menor y su familia en una terapia sicológica breve y focalizada con la finalidad de minimizar la ansiedad y temores frente a una intervención quirúrgica”.
Concluidas las sesiones con la sicóloga, el niño llega al servicio de cirugía para su internación o espera su hora y fecha de intervención si esta es ambulatoria.
Aparte es la asignación de los autitos al Servicio de Cirugía, los que fueron donados por las damas maristas al servicio en cuestión.
La aventura de los pequeños se inicia al interior del módulo de cirugía, donde comienzan su recorrido en un auto eléctrico operado por un técnico paramédico del servicio y que muy bien “conducen” los niños, por supuesto muy felices acompañados de su madre en la mayoría de los casos.
El viaje en este primer autito culmina al llegar a pabellón, donde cambian de vehículo e ingresan hasta el quirófano escoltados por el equipo de cirugía infantil, a su ingreso al pabellón 11 -que es el habilitado para estas operaciones infantiles- los espera un espectáculo de luces y música que los deja aún más extasiados, olvidando el propósito de estar en pabellón.
La diversión concluye cuando la anestesia surge efecto y la madre debe abandonar el quirófano, para que el equipo de cirugía inicie la intervención quirúrgica.
Posteriormente, la madre del pequeño vuelve a su compañía y el ciclo continúa en forma normal, el niño o niña intervenido quirúrgicamente vuelve a su vida cotidiana.
Fernando Millard, director del (s) Servicio de Salud y director del Hospital Regional, indicó que “es muy importante la humanización en la atención en salud, especialmente para los más pequeños. Este programa, que es conocido a nivel internacional, permite que el estrés preoperatorio de cirugía infantil y su familia sea minimizado de la mejor manera”.
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