El 28 de septiembre de cada año se conmemora el “Día Mundial de la Rabia”. En Chile no es una enfermedad endémica y no se han detectado casos de rabia de origen canino pero siempre hay focos latentes de riesgo de contraer la enfermedad a través de murciélagos.
Un caso emblemático ocurrió en agosto del año 2013 y fue todo un hito desde el punto de vista sanitario por el hecho de que el paciente, César Barriga, sobrevivió a la rabia, luego de haber sido mordido por un perro callejero en Quilpué. En ese entonces, el paciente tenía 25 años y se recuperó en el Hospital Gustavo Fricke de Viña del Mar.
En nuestro país el diagnóstico de la enfermedad lo realiza un laboratorio especializado de la sección de Rabia del Instituto de Salud Pública y los primeros reportes de casos originados por murciélagos datan del año 1985.
De hecho, esta vía de contagio a través de quirópteros es la única preocupación en materia de la rabia en nuestro país, luego de que en el año 2010, Chile fue declarado como territorio libre de rabia canina.
Claudio Figueroa, académico del Departamento de Ciencias Biológicas y Químicas de la Facultad de Medicina y Ciencia de la U. San Sebastián, asegura que lo ocurrido con el joven de Quilpué hace cinco años es difícil de explicar y señala que pueden influir muchas cosas en su recuperación, “como el vector que lo mordió, el tipo de virus y se estaba más atenuado o no y el sistema inmunológico del paciente, entre otras posibilidades”.
Respecto al origen de los contagios a través de perros callejeros, el docente de la USS precisa que “desde la vacunación masiva contra esta enfermedad en los años 80’, simplemente lo que es el flujo interno de lo que es rabia canina pasó prácticamente a cero en los últimos años”.
Sobre la acción del virus, Figueroa indica que “éste encuentra en altas concentraciones en la saliva de animales como perros, gatos o murciélagos y lo que hace es ingresar desde la periferia del cuerpo hasta el sistema nervioso central. Luego infecta las neuronas al transcurrir algunos días desde la mordedura”.
Por eso, es que cuando una persona es mordida por un animal con rabia tiene un plazo máximo de 7 días para colocarse la vacuna respectiva y evitar que el virus se propague en su organismo.
Murciélagos y animales exóticos
En cuanto a los posibles focos de riesgo de la enfermedad, el académico sostiene que raramente atacan a las personas, pero los murciélagos si muerden a los animales domésticos, que transmiten esta enfermedad.
Al respecto, Figueroa hace una advertencia respecto al tema de la importación ilegal de animales denominados exóticos que “muchas veces vienen de países fronterizos, donde no han sido vacunados contra la rabia o las condiciones sanitarias no son las mejores para ellos”.
Por eso, enfatiza la importancia de vacunarse si una persona ha sido mordida por vector de esta enfermedad.
“Con la vacunación en los humanos lo que se trata de hacer es que la persona genere anticuerpos, porque lo que hace el virus para propagarse es saltar de una neurona a otra y la idea es interferir en ese proceso”, explica el docente.
La vacuna se suministra en los consultorios y hospitales dependientes del Ministerio de Salud y son entre 5 y 8 dosis que se le suministran al paciente.