Un joven palestino comenzó a chatear por internet con lo que pensó era una joven y atractiva mujer en Líbano. La conversación se trasladó a Skype. La joven se recostó en la cama y empezó a masturbarse y alentó al hombre a hacer lo mismo. Poco después de terminar la sesión recibió un llamado: una voz le dijo que lo habían grabado y que si no quería que le enviasen el video a sus amigos y familiares tendría que pagar US$2.000. El llamado fue hecho desde Oued Zem, una ciudad en el centro de Marruecos que se especializa en este tipo de estafas. BBC Mundo te cuenta cómo opera esta extorsión.