Cuesta imaginar que detrás de uno de los centros gastronómicos más reconocidos y prestigiosos de Rancagua como es “Torino Ristorante”, se encuentre una joven pareja de empresarios como lo son Pablo Valdés y Ximena Humbser, pero es está la realidad, son ellos los que hace ya ocho años lideran el negocio de tinte familiar en la capital de O´Higgins.
No es sorpresa tampoco que este emprendimiento esté en manos de un chef como lo es Pablo, pero lo que sí es mérito de asombro es saber que quien lo acompaña en esta idea, es una decidida periodista titulada de la Universidad del Desarrollo, a quien no le importó postergar su profesión por comenzar este camino junto a su esposo, dejar la ciudad de Santiago donde cursó sus estudios y volver a su natal Rancagua, a enfrentar este desafió que hoy la llena de orgullo.
Ximena narra que si bien fue una vez casados que decidieron trasladarse a Rancagua, y empezar una nueva vida, lejos del estrés de Santiago, desde mucho antes se empezó a gestar su proyecto gastronómico, ya que siempre su relación estuvo conectada con la comida, desde su época de pololeo trabajaban en eventos para obtener recursos a través de este rubro.
Finalmente, sin hijos aún, segura y sin dudas de dejar su profesión de lado y dedicarse cien por ciento a este emprendimiento familiar, la empresaria junto a su esposo llegó a la capital de O’Higgins para poner en marcha su negocio, sin publicidad y solo con el boca a boca consiguieron un prestigio en el rubro y de a poco el local ubicado en Manuel Montt 0160, fue sumando cada vez más clientes, lo que incluso motivó a que siguiera creciendo.
La determinación de Ximena fue una muestra de apoyo incondicional al sueño que como pareja estaban creando, no le importó dejar su entretenido trabajo en una editorial de turismo en Santiago, el que le permitía complementar su labor con otra de sus pasiones: los viajes, optar por una vida más tranquila y menos agotadora primó en su decisión.
Hoy la joven empresaria no solo cuenta con el centro gastronómico como tal, a este se suma en el mismo terreno, una ostrería inaugurada hace cuatros años y una pizzería, los planes son infinitos para Ximena y no teme señalar que siempre hay proyectos, los que claro se irán concretando con el tiempo y por supuesto de la mano de un trabajo constante que tanto la caracteriza.
Si bien tuvo que sacrificar su profesión, no se arrepiente, y es que entremedio de estos largos ocho años también han habido oportunidades para innovar en lo que tanto la apasiona, como lo es el periodismo. Cuenta que hace un par de años estuvo a cargo de una revista agrónoma, en ella pudo aprender sobre un rubro al cual no estaba acostumbrada, le dedicó tiempo y esfuerzo al proyecto, sin embargo optó por dejar una vez más su crecimiento personal, ya que prefirió enfocarse en Torino y claro en sus hijos: Mateo y Simòn, los que asegura aún son pequeños y necesitan de su atención.
Una vez que sus hijos crezcan y ya tengan una rutina de colegio, la profesional espera retomar nuevamente su carrera, con proyectos en los que no quiso ahondar pero que sin dudas se enfocarán en el área escrita.
Los primeros años con Torino Ristorante
Ximena confiesa que el inicio de Torino fue una época donde ambos “aperraron” cien por ciento para sacar el proyecto adelante, el primer año vivieron en su local, fue toda una aventura y algo muy bonito a la vez, una situación que sin dudas fortaleció aún más su relación como pareja.
Trabajaron día y noche, incluso hasta 18 horas sin parar, todo con el objetivo de concretar lo más pronto posible su iniciativa. Recuerda que compartieron con sus maestros en la remodelación, ellos viviendo en el segundo piso y los trabajadores laburaban en el primero: “fue súper enriquecedor”, destaca.