“Nací con la música”, así comienza la conversación Ximena González, la pianista nacional que divide su tiempo en dictar clases de piano en Santiago y Rancagua, y en el estudio y aprendizaje a diario de este arte. Aquella fue la respuesta de cómo comenzó el piano a ser parte de su vida, y de dónde partió el interés por hacer de las artes su profesión y sustento económico.
Ximena cuenta que sus abuelos eran dueños y directores de un colegio donde había cinco pianos: “Entonces ¿cómo no involucrarse con la música?, se pregunta. A esto, se suma que su abuela era una compositora, gran pedagoga y profesora de piano, que la validó para ser la directora de una importante academia en Valparaíso, lugar donde empezó a estudiar seriamente este arte.
Los estudios profesionales se acoplaban a lo aprendido en casa, donde su pasión por la música se dio en forma natural, innata: “Nací en una casa donde siempre se hizo música, se cantaba o se tocaba el piano, otros tocaban violín. Nací en una casa del arte, donde mis tíos dibujaban o pintaban”, recuerda.
Ximena cuenta que así surgió la necesidad de dedicarse y vivir de esto, actividad que la ha llenado de logros personales y laborales, y la sitúan hoy como una reconocida artista nacional: “Nunca tuve la duda de qué hacer en mi vida, profesionalmente hablando. Siempre lo supe y es un privilegio que pocos tienen”, cuenta orgullosa.
Muchas veces dudamos que se pueda vivir de la música y que se consigan grandes éxitos a través de esta, sin embargo, Ximena logró derrumbar todos los mitos y hoy asegura que le ha ido muy bien: “Siempre he creído que en todas las profesiones a uno le puede ir bien, si realmente uno hace las cosas lo mejor posible, se prepara y estudia para ello. No tendría ninguna comparación con otra carrera, no podría haber sido médico, no tenía vocación para eso”, confiesa.
La docencia su otra pasión
Su consolidación profesional no solo la ha conseguido como artista propiamente tal, ya que a sus estudios de interpretación de piano en la Pontificia Universidad Católica de Chile sumó cátedras en la Universidad de Chile donde se preparó y tituló como profesora de música: La pedagogía es su otra vocación, y la que hoy le sigue entregando logros profesionales.
“Me gusta mucho enseñar, más que optar por ser una concertista como se llamaba antiguamente, hoy se habla de pianista, opté por estudiar pedagogía también. Decidí hacer clases porque es muy importante formar a los jóvenes y no solo los que vayan a ser pianistas y músicos, todos. Como pedagoga soy de la idea de que todo el mundo puede aprender y todos tenemos una musicalidad interna, que la podemos desarrollar”, comparte.
El piano y la música están presentes en cada momento de su vida, de su qué hacer diario, incluso confiesa que en momentos difíciles han sido una verdadera compañía, y por ello no teme asegurar que estos se han transformado en su “trabajo, hobby y terapia”.
En la actualidad, Ximena se enorgullece de ser la presidenta de la Asociación Latinoamericana de Profesores de Piano (ALAPP), donde puede desarrollar sus habilidades para organizar, gestionar y proyectar diversas iniciativas en relación al piano y la música