Con motivo de estas fechas de septiembre, los días 18 y 19, la primera data de la Junta Nacional de Gobierno, hace 202 años, se expresan las celebraciones de las más diversas formas en el territorio nacional, y también por compatriotas que viven en otras latitudes planetarias.
Una de esas formas consiste en las indumentarias o atuendos que niños, jóvenes y adultos visten para esas fechas y que identifican al guaso.
Subrayo el sustantivo guaso para indicar que es el vocablo que el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, RAE, acepta, registra y define. No así el término huaso.
Existe un principio gramatical de consecuencias ortográficas, prosódicas y semánticas que consiste en aceptar por la autoridad de la lengua o idioma, que el uso dicta la norma. El habla de una comunidad puede determinar la sanción y el precepto de la autoridad lingüística. Es lo que ha sucedido con el vocablo guaso, también con otros términos.
Otra discusión o debate es si el guaso representa lo chileno y si, por lo tanto, sería válido o adecuado usar y abusar de los mencionados atuendos que supuestamente identifican lo propio del pueblo chileno.
La identidad de lo chileno o de la nacionalidad son temas de investigación y de discusión no acabadas.
Si se busca en el referido diccionario la palabra «huaso», esta no existe en su registro.
Creo que se abre todo un campo de indagación y de debate sobre lo representativo de lo nuestro. Existen ponencias muy diversas al respecto y de gran riqueza histórica y conceptual.
Una definición de guaso es: campesino chileno, es decir, el vocablo reduce el significado al ámbito agrario, pero Chile es más que esos rincones de la tierra, nuestro país es también territorio y espacio de minería, mar y costas, bosques y cordillera, y espacios urbanos. Entonces el guaso (y la «china»), no serían representativos de la totalidad del pueblo chileno, sino de un fragmento humano y cultural por desgracia, además, cada vez más reducido.
El tema es amplio y complejo, y no sólo semántico. Es histórico, social y cultural, pues tiene relación con lo que somos y, mejor aún, con lo que queremos ser.
Carlos Poblete Ávila
Profesor de Estado