Sin gaviotas de plata, antorchas ni coronas de olivo, el mayor premio fue la celebración de la música y la familia. Con esa premisa, el Instituto Hans Christian Andersen de San Fernando, revivió una de sus más queridas tradiciones: el festival «Familia Hans Canta». Este año, el evento volvió a llenar el gimnasio del establecimiento, transformándolo en un escenario digno de los mejores festivales del país, un lugar donde el talento y la emoción se unieron en una jornada inolvidable.
Después de una pausa forzada por la pandemia, la actividad regresó en 2024 y este año superó todas las expectativas. Este viernes, pasadas las 18:00 horas, el público llegó masivamente para disfrutar del espectáculo artístico. La expectación se sentía en el aire, y es que este festival no es solo un concurso; es un espacio de encuentro que fortalece los lazos entre estudiantes, familias y la comunidad educativa.
Un impecable trabajo técnico de tramoya, iluminación y sonido fue el marco perfecto para dar realce a la presentación de los 12 concursantes. Cada artista subió al escenario con sus mejores galas, preparados para darlo todo. La competencia fue a todo ritmo, con representantes de cada curso, ya fueran estudiantes o familiares, demostrando que la música no tiene edad ni límites.
Para que nadie se quedara fuera de la fiesta, la organización implementó una transmisión en vivo a través de Instagram, permitiendo que estudiantes y familias de otras comunas pudieran seguir cada detalle del evento. Esta iniciativa no solo amplió el alcance del festival, sino que también reafirmó su espíritu inclusivo y comunitario.
Al final del día, más allá de los aplausos y las ovaciones, lo que quedó fue la certeza de que el verdadero éxito del «Familia Hans Canta» no reside en un trofeo, sino en la alegría compartida, en las risas y en el orgullo de ver a la comunidad unida por algo tan simple y poderoso como una canción.