La informalidad laboral entre personas extranjeras en Chile se situó en 27,4% durante el trimestre febrero–abril de 2025, según reveló el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) en su boletín de empleo de población extranjera. Esta cifra representa una baja de 4,9 puntos porcentuales en doce meses, una de las más significativas en el último tiempo. Sin embargo, el dato sigue siendo preocupante: más de uno de cada cuatro migrantes ocupados trabaja sin contrato ni acceso a seguridad social.
La reducción de la informalidad afectó tanto a hombres como a mujeres. En los hombres, la tasa se ubicó en 24,7%, con una baja interanual de 5,8 puntos porcentuales. En las mujeres, en tanto, fue de 30,8%, cayendo 3,5 puntos. Aun así, persiste una brecha de género en condiciones laborales, con mayor exposición de las mujeres migrantes a empleos precarios.
En términos generales, la tasa de desocupación de la población extranjera llegó a 6,7%, lo que supone una leve baja de 0,2 puntos respecto al mismo trimestre de 2024. Esta variación fue impulsada por una reducción de la fuerza de trabajo (-0,1%) y un modesto aumento en la población ocupada (0,1%). Las personas desocupadas disminuyeron en 2,7%.
Las tasas de participación y ocupación se situaron en 81,7% y 76,2%, respectivamente, con retrocesos de 0,4 y 0,2 puntos porcentuales en cada caso. La desocupación femenina alcanzó el 8,5%, bajando 0,3 puntos en doce meses, mientras que la de los hombres se mantuvo en 5,3%, sin cambios.
En cuanto a sectores económicos, el aumento del empleo fue impulsado por alojamiento y servicio de comidas (22,1%), seguido de agricultura y pesca (13,3%), y transporte (10,1%). Estas áreas concentran históricamente alta presencia migrante, muchas veces con condiciones laborales informales o de alta rotación.
Por categoría ocupacional, el crecimiento del empleo se observó principalmente en las personas asalariadas del sector privado, con un incremento de 6,2%.
Respecto al nivel educacional, el alza en el empleo extranjero fue liderada por quienes tienen educación universitaria (9,0%) y educación secundaria (2,5%), lo que refleja una mejor inserción de personas migrantes con formación formal.