Cada vez son más las mujeres que, en O’Higgins, están desafiando los estereotipos tradicionales y haciéndose un espacio en un rubro históricamente masculinizado: la construcción. Lo que antes parecía impensado hoy comienza a hacerse realidad. Sin embargo, estos avances no deben llevarnos a la complacencia. El desafío ahora es aún mayor: transformar estos pasos iniciales en cambios estructurales que garanticen la igualdad de oportunidades.
Un ejemplo concreto de este impulso es el curso de «Instalación y Mantención de Sistemas de Aislamiento Térmico E.I.F.S.», realizado en diciembre de 2022 en Rancagua y Machalí. Allí, 14 mujeres recibieron formación técnica especializada, que les abrió nuevas puertas en el mundo laboral.
Es fundamental reconocer que la participación femenina en la construcción no es solo un acto de justicia social, sino también una oportunidad de desarrollo económico. Diversos estudios han demostrado que la inclusión de mujeres mejora los entornos de trabajo, incrementa la productividad y promueve la innovación. Además, abre nuevas posibilidades de crecimiento profesional para ellas y permite a sus familias acceder a mejores condiciones de vida.
Sin embargo, persisten importantes desafíos. Muchas mujeres aún enfrentan prejuicios, techos de cristal y condiciones laborales desfavorables. Por ello, es urgente avanzar hacia políticas públicas que aseguren la continuidad de estas capacitaciones, que promuevan la contratación con enfoque de género y que impulsen cambios culturales desde la educación escolar hasta la formación técnica.
La Región de O’Higgins tiene el potencial de convertirse en un referente en equidad de género dentro del rubro de la construcción. Para lograrlo, se requiere voluntad política, compromiso empresarial y una ciudadanía activa que valore la diversidad como un pilar del desarrollo. Las mujeres ya dieron el primer paso; ahora le toca al resto de la sociedad abrir más puertas y derribar los muros que aún persisten
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