Este nuevo 3 de mayo, Día de la Libertad de Prensa, encuentra al periodismo sumido en uno de los cambios más radicales desde que Gutemberg revolucionara con la imprenta.
La inteligencia artificial (IA) ha provocado y está incidiendo de manera importante en la producción y distribución de noticias. Ya tenemos redacciones automatizadas, los sistemas de recomendación y el análisis de datos en tiempo real, que si bien han optimizado el flujo de trabajo de los periodistas, con una mayor eficiencia en la generación de contenido, se generan suspicacias sobre la autenticidad de la información, el sesgo algorítmico y el futuro del trabajo periodístico.
La pregunta es ¿puede una IA reemplazar el criterio humano y la capacidad de análisis crítico?
Los expertos advierten que la dependencia de modelos automatizados puede comprometer la pluralidad de información y la diversidad de voces en la prensa.
Además, surge el problema de la manipulación de la información y las noticias falsas. Y aquí entra otro actor que son los gobiernos cuando intentan «manejar» al periodismo. Se ha establecido que el 70 por ciento de los gobiernos del mundo colocan algún tipo de restricción a la prensa. Esto exige un mayor compromiso de los medios para garantizar la veracidad de la información y evitar la instrumentalización, ahora con el uso de esta nueva tecnología con fines poco éticos.

