En abril de 2025, Machalí marcó un hito al posicionarse como la comuna con mejor calidad de vida urbana en la Región de O’Higgins, según el Índice de Calidad de Vida Urbana (ICVU) 2024. Indice sintético que mide en términos relativos la calidad de vida urbana de comunas a partir de un conjunto de variables referidas a seis dimensiones que expresan el estado de situación en la provisión de bienes y servicios públicos y privados a la población residente. Este estudio realizado colaborativamente entre la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) y la Pontificia Universidad Católica de Chile, resalta especialmente en áreas clave como Salud y Medioambiente, Vivienda y Entorno, y Condiciones Laborales.
Sin embargo, este avance no debe hacernos bajar la guardia. Machalí enfrenta todavía desafíos significativos, especialmente en infraestructura y conectividad. Uno de los proyectos más emblemáticos en este sentido es la nueva carretera del Cobre. Esta obra no solo busca mejorar la movilidad local y reducir los tiempos de traslado, sino que también apunta a fortalecer la competitividad de toda la región. Pero esta carretera no debe entenderse como una meta alcanzada, sino como el punto de partida de un proceso continuo. Para sostener y expandir estos avances, se requieren políticas públicas bien focalizadas, coherentes y adaptadas a la realidad de cada territorio.
Si bien, Machalí ha mostrado un desarrollo destacable, otras comunas como San Fernando y San Vicente siguen presentando brechas estructurales que demandan atención urgente.
El ICVU 2024 no solo refleja los progresos alcanzados, sino que también nos recuerda cuán amplio es el camino que aún queda por recorrer. Alcanzar una mejor calidad de vida debe ser un objetivo permanente, con visión estratégica y trabajo conjunto entre los sectores público y privado. No podemos dormirnos en los laureles. Solo con compromiso, planificación y acción sostenida podremos construir un futuro urbano más inclusivo, sostenible y digno para todos los habitantes de la Región de O’Higgins —y por qué no, del país entero-.
Una estrategia clave para mejorar la calidad de vida en una ciudad es transformar su sistema de movilidad urbana hacia uno más sostenible, eficiente y accesible para todos. Esto implica invertir en un transporte público moderno, limpio y puntual, así como en infraestructura para peatones y ciclistas, garantizando su seguridad y comodidad. Al reducir la dependencia del automóvil, se disminuyen los tiempos de traslado, la contaminación y el estrés diario, al mismo tiempo que se recupera el espacio público para las personas. Una ciudad que prioriza la movilidad inclusiva y sustentable es una ciudad más equitativa, saludable y humana.