Propiamente como tal, El Teniente fue conocido y/o descubierto en el siglo XVIII y hay algún acuerdo entre los historiadores de que el primer dueño de la mina, o al menos las tierras en que se ubicaba, fue un capitán de la época de la Conquista, Andrés de Torquemada, pero que explotó solo el suelo agrícola. Dichas tierras serían traspasadas con los años a los Jesuitas que dieron el nombre a la zona, el cual trasciende hasta nuestros días como la “Hacienda de la Compañía” aunque no en la extensión de territorio que tenía en ese siglo.
Documentos históricos hacen referencia a la explotación muy rudimentaria del mineral a través de rudimentarios socavones y noticias de la época hablaban hacia 1760 de “la presencia de arrieros que bajaban mineral en bruto, en mulas, para ser trabajado en el valle”.
A mediados del siglo XVIII a esta zona minera donde había algún tipo de explotación muy precaria, se le conocía como mina La Fortuna. Se dice que en esos años, un teniente del Ejército español, quizás desertor realista o con temas pendientes en la justicia, en su huída a Argentina se refugia en una cueva y descubre una veta del mineral. Habría regresado a Santiago con muestras de la riqueza encontrada y de allí derivaría en primera instancia el nombre de la mina de “El Teniente”. El nombre quedaría reafirmado con los años con una casualidad del destino con otro hecho.
Durante casi un siglo, no hubo una labor de explotación seria de “El Teniente”.
En 1767 los Jesuitas son expulsados de España y todas las colonias en América. En Chile ello ocurrió en agosto de ese año y la Hacienda de la Compañía es subastada hacia 1771, siendo adquirida por el Conde de la Conquista, Mateo de Toro y Zambrano. Su nieta, Nicolasa Valdés heredaría los bienes oficialmente y evitaría perderlos en 1852, tras casarse con un hijo de Rafael Correa de Saa que era contador de la citada hacienda y muy allegado a O’Higgins.
De hecho, el joven Juan de Dios Correa y Saa era escolta de Don Bernardo como “teniente de guardia” y peleó en la Batalla de Maipú. Tras desposar a Nicolasa, asume como dueño y administrador de la “Hacienda La Compañía” y el mineral que allí había. Hacia 1825, éste era conocido de boca en boca por la gente que iba a trabajar allí como “las minas de El Teniente”, en razón de su grado militar. Esto daría paso según historiadores a que a futuro se llamara al sector del mineral, la mina de «el teniente».
Ya en el siglo de la revolución industrial, sus aires llegan desde Europa e impactan principalmente en el desarrollo de la minería del cobre y la plata y al despegue comercial de Valparaíso como puerto estratégico. En 1855, se inició la construcción del Ferrocarril del Sur, que conectó Santiago con Rancagua. Este fue un hito importante, ya que facilitó el transporte de personas y mercancías, impulsando el desarrollo de la zona. En lo político, sin embargo, el país estaba recién consolidándose como República.
De Correa y Saa, realiza una intensiva explotación, pero con grandes sacrificios, por lo rudimentario de la faena y lo precario del transporte desde la montaña al valle y de ahí a la costa en mula para enviarlo a Inglaterra para su fundición. Escasean los recursos y se asocia mejorando la operación, en general, como asimismo el transporte, pero nuevamente un crudo invierno inundaría la mina y el bombeo de agua era tan caro, que se abandona la explotación e incluso quedan impagas las patentes mineras. Así quedaría hasta fines de siglo.
Se redescubre el mineral
En 1900 por “despojo” hay plenas disputas legales por la propiedad del mineral El Teniente, que culmina en un acuerdo de buscar un asesor técnico para determinar que era lo más conveniente para las pertenencias mineras y aparece en escena el ingeniero en minas italiano, Marco Chiapponi, quien concluye que la explotación de cobre requería “del proceso de concentración para ser lucrativo”. Chiapponi no tiene suerte en encontrar inversores europeos y la ofrece al norteamericano William Braden, a quien conocía y que deseaba hacer inversiones mineras en Coro-Coro, Bolivia. Con un poder de este último inscribe las pertenencias mineras que luego traspasa a Braden Copper Company. Se sentaban las bases para la Gran Minería en la zona y en Chile.
El mineral de El Teniente, comenzó a ser explotado en 1905 y cuenta al día de hoy más de 4.500 kilómetros de galerías subterráneas. Su entrada en operación de la mano de William Braden, fue el inicio de la Gran Minería en Chile.
En plena Cordillera de Los Andes, en la comuna de Machalí, se encuentra ubicado entre los 2.200 y los 3.200 metros sobre el nivel del mar. Está distante a 54 kilómetros de Rancagua, capital de la Región del Libertador Bernardo O’Higgins.
- NOTICIA RELACIONADA: https://eltipografo.cl/2025/04/aniversario-120-del-mineral-el-teniente