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El desafío de la transición: Cómo enfrentan los estudiantes el paso del colegio a la universidad


La psicóloga Carla Reyes, de la Universidad de Aconcagua, analiza las principales dificultades de los jóvenes al ingresar a la educación superior y cómo pueden manejar la ansiedad que surge en esta etapa.

JUEVES, 27 DE FEBRERO DE 2025
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Publicado por

Rodolfo Vidal



La psicóloga Carla Reyes, de la Universidad de Aconcagua, analiza las principales dificultades de los jóvenes al ingresar a la educación superior y cómo pueden manejar la ansiedad que surge en esta etapa.

El ingreso a la universidad representa un cambio radical para muchos estudiantes. La estructura fija del colegio desaparece y es reemplazada por una organización más flexible que demanda autonomía y responsabilidad. Para la psicóloga Carla Reyes, este proceso no siempre es sencillo y está marcado por desafíos emocionales y de adaptación.

“La gran dificultad que tienen los chicos principalmente es cómo adecuarse a esto de ser adultos”, explica Reyes. A diferencia del colegio, donde existe una rutina establecida y un seguimiento constante de parte de los profesores, en la universidad el estudiante debe gestionar su propio tiempo y decisiones académicas. “Aquí ya no hay un profesor que te llame la atención si faltas, ni un adulto que te estructure el día. Es la autonomía de decir: ‘Esto es lo que tengo que hacer’ sin que alguien te esté supervisando constantemente”, agrega.

Carla Reyes, Coordinadora carrera de psicología, sede Machalí UAC.

Este nuevo escenario genera en muchos estudiantes sensaciones de incertidumbre y ansiedad. “El estrés es un temor a lo desconocido, pero lo confundimos con el destrés, que es cuando no tenemos herramientas para afrontarlo y huimos o nos paralizamos”, explica la especialista. Frente a esto, los padres pueden jugar un rol clave en la contención emocional de sus hijos. “Más allá de decirles qué hacer, el apoyo de los padres debe centrarse en estar disponibles para escucharlos, en validar sus emociones y acompañarlos sin imponer soluciones”, destaca Reyes.

Para enfrentar este proceso, la psicóloga señala la importancia de normalizar el miedo al cambio y desarrollar estrategias para manejar la ansiedad. En la Universidad de Aconcagua, los estudiantes de primer año tienen ramos de nivelación donde se abordan temas como la procrastinación, el estrés y las creencias irracionales. “A veces no hay que tomarse las cosas tan en serio, porque si no la vida no te va a dejar”, dice Reyes, destacando la relevancia de desdramatizar los miedos y fomentar espacios de confianza para que los estudiantes enfrenten sus inseguridades.

Uno de los principales errores es reprimir las emociones en lugar de reconocerlas y gestionarlas. “Si yo niego lo que estoy sintiendo, no estoy conteniendo esta emoción, no la estoy escuchando ni permitiendo que fluya. Y cuando acumulamos esas emociones sin procesarlas, terminan estallando en una crisis”, advierte la psicóloga. Para evitarlo, recomienda técnicas como la respiración consciente, desafiar creencias irracionales y verbalizar los miedos con otras personas.

Además del componente académico, la vida universitaria trae consigo un aumento en la presión social. La necesidad de integrarse a un nuevo grupo, el temor a la soledad o el miedo al fracaso son factores que pueden incrementar la ansiedad. “Muchos jóvenes creen que deben encajar rápidamente en un grupo, cuando en realidad la adaptación toma tiempo. No hay que forzar las relaciones, sino permitir que surjan de manera natural”, indica Reyes.

Otro aspecto relevante es la gestión del tiempo. La flexibilidad horaria de la universidad puede ser un arma de doble filo si los estudiantes no aprenden a administrar su carga académica. “El problema no es tener tiempo libre, sino cómo se usa. Planificar, establecer prioridades y mantener una rutina ayudan a evitar la procrastinación y la acumulación de estrés”, afirma Reyes.

En algunos casos, los estudiantes pueden experimentar niveles elevados de ansiedad o depresión, lo que hace fundamental el acceso a apoyo profesional. “Pedir ayuda no es señal de debilidad, sino de inteligencia emocional. Un proceso terapéutico puede ser clave para entender las emociones y aprender a gestionarlas”, enfatiza la especialista.

Finalmente, Reyes explica que el tiempo promedio de adaptación a la vida universitaria es de aproximadamente 21 días, periodo en el cual los estudiantes comienzan a establecer nuevos hábitos y rutinas. Sin embargo, insiste en que cada persona vive este proceso de forma distinta y que contar con una red de apoyo puede marcar la diferencia en una transición más saludable y equilibrada.


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