¿Quién no tiene ideales?, todos los seres humanos de una u otra forma se identifican con ellos y tratan de lograrlos, pese a que resulta muchas veces evidente que son inalcanzables.
Están asociados a elementos relacionados a la moral, la ética, la espiritualidad y tantos otros, conforme a las creencias y aspiraciones que cada ser humano tenga.
No siempre concitan el consenso de todos los ciudadanos de una sociedad, lo que es evidente, a excepción de aspectos específicos, que dada su importancia son abrazados por la mayoría.
Entre ellos, podríamos citar como ejemplo la Patria, a la que se está dispuesto a apoyar para protegerla y fortalecerla, como medio para alcanzar la paz y el progreso del país.
Gran cantidad de personas relacionan a la Patria con el logro de las más variadas aspiraciones, desde el progreso y la seguridad, hasta los triunfos deportivos.
Ello me recuerda el dicho; “Solo merece vivir, quien por un noble ideal está dispuesto a morir”.
Ejemplarizado el punto en las líneas anteriores, hay un aspecto que en ningún caso es menor, en el sentido que compartir los ideales con el resto de los seres humanos que me rodean, no necesariamente significa que todos estemos comprometidos a cumplirlos o a tratar de alcanzarlos.
Aseguramos en muchos casos el profesar un ideal, pero estamos lejos de sacrificarnos por lograrlo.
Ello no nos debería producir extrañeza, ya que es normal que el ser humano olvide lo trascendente, para preocuparse de aspectos menos relevantes y alejados de lo espiritual.
Así las cosas, no deberíamos preocuparnos por quienes profesando un ideal, no adquieren el compromiso de lograrlo, en tal sentido, baste con que no se opongan a él, siguiendo el viejo adagio que dice; mucho ayuda el que no estorba.
La indiferencia normalmente no afecta, solo se abstiene de participar en el proceso y por tanto, no hace mayor daño.
Lo grave es cuando quienes dicen tener ideales, no solo no se comprometen con ellos, sino que colocan piedras en el camino a los que sí luchan por lograrlos.
Nada peor que descubrir que quien en teoría comparte los mismos ideales que uno, soterradamente busca desacreditarlos, sin tener motivo para hacerlo, quizás movidos por personales ambiciones.
No se usted estimado lector, pero en lo particular he sentido lo anterior.