Según datos del Instituto Nacional de Desarrollo Agropecuario (INDAP) antes de la Reforma, un 7% de las explotaciones (10 mil latifundios) concentraban el 81% de la superficie total y 78% de la superficie agrícola. El nivel de sindicalización de los campesinos era muy bajo: 32 sindicatos con 2.118 afiliados en 1965.
Para el director de INDAP de la Región de O’Higgins, Braulio Moreno, el proceso de Reforma Agraria significó un cambio que marcó la historia de nuestro país y, especialmente de las familias de los sectores rurales que vivían en condiciones de marginalidad y pobreza.
Moreno comentó que en la actualidad apoyan a más de 11 mil agricultores en la región, entre los cuales hay grupos más consolidados y otros que tienen una producción de autoconsumo. Asimismo, destacó que en las últimas décadas ha aumentado la participación de las mujeres en las labores productivas. “Las mujeres jefas de proyectos agrícolas acreditadas ante INDAP –precisó- pasaron de ser un 15% del total de productores en 1990, a más del 45% al día de hoy”.
¿Y cómo es el campesino actual?
Para la socióloga y analista cualitativa del Observatorio Laboral de O’Higgins, María Cristina Hernández, el campesino actual se suscribe principalmente a lo que es “la agricultura familiar campesina, que viven en zonas rurales y trabajan la tierra, que es una diferencia a lo que se ve en los trabajadores”.
La especialista también comentó que, en relación a los tiempos de la reforma agraria, o incluso hace algunos años, el cambio ha sido muy profundo, partiendo por los cultivos que antes mayormente eran cereales, la poca tecnología y los distintos cultivos que se realizaban en un mismo terreno. En la actualidad Hernández comentó que “vemos en el campo el monocultivo, las parcelas de agrado, el paisaje rural y lo asociado a lo campesino se ha ido modificando. Además, el campesino ha tenido que enfrentarse con la crisis hídrica, al cambio climático, con endeudamiento asociado al precio de los insumos, a la baja rentabilidad, y también a que los jóvenes rurales se están yendo del campo”.
Desafíos para el campesinado
Según la analista, los desafíos para los campesinos y también para las políticas públicas van en que las personas sean más eficientes en el manejo de los recursos naturales y en las formas de producción, buscando una agricultura limpia con los productos orgánicos, con mucha innovación y un mejor acceso a los mercados.
Misma opinión que comparte el director regional de INDAP, quien destacó que están promoviendo “una agricultura sostenible y resiliente; como también el liderazgo campesino, apoyando además la comercialización y la asociatividad de las y los agricultores”.
Y el quizás es el principal desafío es retener a los jóvenes, ya que el promedio de edad de los productores de INDAP ha aumentado a 56 años. Para Braulio Moreno es fundamental “que los jóvenes se queden o regresen al campo, que haya un recambio generacional, lo que permitirá seguir produciendo alimentos de manera sostenible; tema que es fundamental para la soberanía y seguridad alimentaria del país”.
Esto también lo comparte María Cristina Hernández, quien indicó que “son los que pueden hacer la posta y traer la tecnología, que pueden darle nuevos aires al campesinado y también dar la seguridad alimentaria, que es un tema muy importante en este momento y que quedó demostrado post pandemia de que es un tema clave”.
Comentarios
Noticias recientes
Más Leídas