Cuando pa' Chile me voy

Para todos, o para todo chileno bien nacido, que por diversas circunstancias ha tenido que salir de Chile por algún tiempo, el regreso a la Patria tiene siempre un significado muy especial.

Es que afuera se extraña lo que dentro de nuestro país es normal: las tradiciones, las costumbres y los recuerdos nos golpean el alma y hacen que la ausencia se sienta profunda y dolorosamente, en especial en épocas como las Fiestas Patrias.

Los motivos de lo anterior son variados, desde los sabores que nos provocan satisfacción cuando probamos las empanadas, la cazuela, el terremoto y el choripán, hasta los aromas de ese campo que en verdes y extensas praderas, nos hacen sentir la cercanía con la tierra.

La música folclórica también nos evoca a Chile estando en el extranjero, al sentirla diferente a cómo la percibimos cuando estamos aquí, dejando de ser algo que relacionamos con fondas y ramadas, pasando a constituirse, producto de la magia que produce la distancia, en una expresión de chilenidad y sentimiento nacionalista.

Junto a lo anterior, infinidad de otros aspectos son percibidos por nuestros sentidos en forma más profunda cuando se está lejos, despertando sentimientos que no creíamos tener y que al aflorar producto de la distancia, despiertan en nuestra alma la añoranza.

Lo anterior es parte de un concepto infinitamente más grande y profundo, el que sí quisiéramos reflejarlo en una sola palabra, no sería otra que Patria.

Por que la Patria excede a todo, es superior por sí misma a la sumatoria de todas sus partes, ya que es el sustrato básico y fundacional de cualquiera de las organizaciones que los humanos nos hemos dado, para vivir en comunidad.

De ella nace y de ella extrae su sustento el Estado, en cualquiera de las formas de gobierno que se establezca, por ella y no por otro motivo estamos dispuestos a dar nuestras vidas, o a sacrificarnos por intereses superiores, porque ella es la  madre que nos guía e ilumina en nuestro caminar por la historia y como tal, la protegeremos siempre que nos necesite.

Cuidarla va mucho más allá que lo bélico, ya que implica trabajar por ella y buscar su desarrollo en beneficio del bienestar de sus habitantes.

Finalmente, cuando se regresa al terruño y se sobrevuela la majestuosa Cordillera de los Andes, la alegría se convierte en muchos casos en lágrimas de honda emoción, al ver desde el aire esa tierra tantas veces soñada cuando se está lejos de ella, dando sentido a la expresión: “Cuando pa´ Chile me voy”.