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Proceso Constituyente: Un desafío generacional

VIERNES, 13 DE MAYO DE 2022


Imaginemos por un minuto que la polarización, el desorden y apasionamiento imperante no existen. Asumamos brevemente que no conocemos nada de lo que ha hecho la Convención Constitucional, y simplemente constatemos el hecho que Chile se ha dispuesto a escribir una nueva Carta Fundamental.

Así, como a cada generación la historia le pone sus desafíos, el desafío de nuestra generación será la redacción y puesta en marcha de una nueva Constitución para Chile. Se trata de una responsabilidad significativa, que se debe asumir con total seriedad y dedicación. Es una tarea larga, sin atajos, que debe contar equilibradamente con la experiencia de nuestros mayores y con la osadía de nuestra juventud; debe honrar la memoria de las generaciones pasadas y velar por el bien de las generaciones futuras; debe contar con participación ciudadana pero también con el conocimiento experto de nuestros mejores constitucionalistas. Es que sentar las bases para el desarrollo material y espiritual de las familias chilenas, del entendimiento entre los diversos y de la sana convivencia nacional, es un desafío mayúsculo.

Hasta aquí el ejercicio. Agregue ahora el lector el contexto nacional y dese por enterado del trabajo de la Convención, de las normas ya aprobadas en el texto y de las actitudes e intervenciones de los convencionales. Resulta evidente que la cosa no cuadra. Y es que el Proceso Constituyente no es lo mismo que el trabajo concreto de la Convención y hacer esta distinción clarifica mucho el análisis.

El proceso constituyente se inicia incipientemente a mediados de la década pasada, con intelectuales de distintos sectores políticos debatiendo sobre el punto, aunque en ese entonces, parecía un mero ejercicio académico. Así, el año 2013 Fernando Atria escribía su “Constitución Tramposa” y Claudio Alvarado su “Ilusión Constitucional” el 2016, mientras otros constitucionalistas, como Patricio Zapata y José Francisco García, por nombrar algunos, también participaban del debate. En 2017, entraba al Congreso el proyecto de nueva Constitución de la Presidenta Bachelet. Luego vendría el 18 de octubre, el 15 de noviembre y la historia conocida.

Y así como el Proceso Constituyente no se inicia con la Convención, sino mucho antes, tampoco se agota el 4 de septiembre, fecha en que este organismo quedará en el pasado. En definitiva, tenemos Proceso Constituyente para rato. El objetivo será continuarlo sanando la convivencia nacional, recuperando las confianzas y dando certezas a las familias chilenas, todo lo opuesto a lo que ha hecho la Convención.

Con un par de intentos fallidos a su haber, el de Bachelet y posiblemente el de la Convención, el desafío generacional seguirá vigente. Y aunque no deja de ser grave todo el esfuerzo nacional empeñado en un eventual fracaso, mucho más grave sería aferrarnos al texto equivocado. Porque ya es claro que la Convención erró el camino y sólo nos aleja de cumplir la misión de nuestra generación: darle a Chile una nueva Constitución, social y políticamente validada.



Acerca de Juan de Dios Valdivieso.
Director regional de Idea País O'Higgins. Ingeniero agrónomo de la Universidad Católica y máster en políticas públicas de LSE en Londres. Amante del campo. Rosarino por adopción. Ex asesor en el Ministerio de Agricultura. Ex candidato a Diputado.
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